Hasta hace unos años, en cualquier municipio del interior de Castellón, un hombre a voz viva hacía llegar los mensajes y eventos más importantes del municipio a los vecinos. El alguacil era el comunicador, la persona encargada de poner voz al ayuntamiento y gracias a él todo el mundo era sabedor de lo que ocurría en el pueblo: desde que la hija del médico había dado a luz a mellizas hasta que en la pescadería se vendía sardina y boquerón a precio de ganga. Más tarde llegó la megafonía y los paseos del alguacil por las calles y plazas del pueblo se sustituyeron poco a poco por pregones desde el ayuntamiento. ¿Quién no recuerda la frase por orden del señor alcalde se hace saber...? Si vive o ha crecido en un pueblo seguro que esas palabras están en su memoria.

Pero los tiempos cambian y la tecnología ha conseguido ponerlo todo patas arriba. También en los pueblos. ¿O acaso conoce a alguien de entre 12 y 90 años, viva en el municipio que viva, sin teléfono móvil? Seguro que la respuesta es que no. La telefonía móvil sigue imparable en Castellón y los datos que maneja la Comisión Nacional del Mercado de las Telecomunicaciones (CNMC) hablan de la existencia en la provincia de 437.897 líneas. Más del 85% son de smartphones y quienes los tienen viven permanentemente pendientes de ellos, absortos con la pantalla, saltando de una conversación de Whatsapp a otra para contestar a los mensajes que se agolpan. Chequeando Facebook, el correo electrónico, Snapchat, el último me gusta en Instagram... ¿Y por qué no enterarnos de todo lo que pasa en el pueblo a través de Whatsapp? Dicho y hecho. Hoy quienes viven en el interior ya no tienen que estar pendientes del pregón o del tablón de anuncios de su ayuntamiento para saber lo que se cuece. Las noticias le llegan por Whatsapp, a cualquier hora del día y se encuentre uno en el lugar en el que se encuentre.

'Bandolero' o 'Bandomóvil'

Vilafranca fue una de las localidades pioneras en instalar el servicio de bandos por Whatssap. Lo hizo hace dos años. Suera, en cambio, ha sido una de los últimas, a principios del pasado mes de agosto. Y es que en apenas dos años prácticamente todos los ayuntamientos del interior se han subido al tren de los smartphones. En Sant Jordi o Xert la aplicación se llama Bandolero. En Cervera del Maestre, Bandomóvil y, en Suera, Suera informa. En cada sitio se ha bautizado de una manera pero la finalidad es la misma: informar de lo que ocurre, viva uno todo el año en el pueblo o solo los fines de semana.

El éxito de los bandos por Whatsapp lo confirman los datos que manejan algunos ayuntamientos de la provincia. En Vilafranca, un municipio con 2.300 habitantes, están suscritos a Infovila algo más de 1.100. «La respuesta ha sido muy positiva. Cada vez tenemos más abonados y además fuimos de los primeros en instalarlo», cuentan Cristóbal Troncho y Valentín Miravent, los dos concejales que impulsaron el proyecto hace dos años y que han asesorado a varios municipios de Castellón y Teruel que han hecho o quieren hacer lo mismo.

Pero, ¿qué tiene que hacer un vecino para que le llegue la información de su municipio a través de Whatsapp? A priori el proceso es muy sencillo y en la mayoría de los casos basta con enviar un mensaje a un número de teléfono que facilita cada ayuntamiento y darse de alta en el servicio. En el plazo de cinco días los bandos empiezan a llegar. «Generalmente se envían bandos, pero también hacemos llegar a los vecinos carteles, programaciones y vídeos, ya que disponemos de una aplicación propia», describe Sergi Trilles, concejal de Nuevas Tecnologías, Urbanismo y Fiestas de Vilafamés, un municipio de apenas 2.000 habitantes.

Un bache por teléfono

En Vilafamés han ido un paso más allá y, además de bandos y todo tipo de información, la aplicación dispone de un sistema de comunicación de incidencias. «Cualquier vecino puede avisarnos inmediatamente de cualquier incidencia, desde un bache en un camino rural hasta que la bombilla de una farola está fundida o que se han encontrado unas llaves. La aplicación permite hacer fotos y comunicarlo rápidamente al ayuntamiento», apunta Trilles, quien reconoce que a menudo gestionar toda la información que les llega vía móvil no resulta nada sencillo. «No tenemos tanto personal, pero intentamos dar una respuesta a los vecinos en el menor tiempo posible», describe el edil.

Vilafamés Info (así es como se llama la app del municipio) no solo sirve para que el ayuntamiento comunique a los vecinos las novedades o estos informen al consistorio de cualquier anomalía. «A través de la aplicación también hacemos encuestas. Este año, por ejemplo, hemos pedido a todos los suscriptores que puntúen las fiestas», explica el edil que defiende que este tipo de herramientas dan transparencia a la labor de los concejales.

Que a la mayoría de los vecinos de los pueblos del interior las noticias de su localidad les lleguen vía Whatsapp no significa que los bandos han pasado a mejor vida. En Canet lo Roig, por citar un ejemplo, siguen teniendo alguacil y compaginan los pregones con los mensajes vía móvil. «Hay mucha gente mayor que no tiene teléfono móvil y seguimos haciendo bandos por megafonía, aunque el Bandomóvil tiene cada vez más usuarios», argumenta su alcaldesa, Mª Ángeles Pallarés, quien destaca también la aceptación que está teniendo la página de Facebook de Canet, que cada día cuenta con más usuarios.

Pero no solo de Whatsapp viven los municipios del interior. La tecnología llega a todos los ámbitos y también lo hace al sector del turismo, que tantas alegrías está dando a los municipios más pequeños. En Morella, la oficina municipal de turismo dispone de una pantalla didáctica que permite a los usuarios diseñar sus propias rutas y conocer virtualmente cómo son los lugares más interesantes de la localidad, así como información destacada de la Comunitat.

Información por el teléfono móvil, las últimas novedades contadas en todas las redes sociales, pantallas táctiles con las que visitar virtualmente una comarca... hoy vivir en un pueblo del interior ya no es como antes. No les falta de nada. Rectifiquemos. Solo les falta una cosa: mantener una población que no para de menguar año tras año.