Poder estudiar en la universidad depende en gran medida del apoyo familiar, ya que las familias de los estudiantes son la principal fuente de financiación de sus estudios. Así lo refleja el estudio Ser estudiant universitari avui, presentado ayer elaborado por la Fundación Jaume Bofill y la Xarxa Vives d’Universitats.

La encuesta, en la que han participado también alumnos de la Universitat Jaume I, refleja que los padres son los principales financiadores de los gastos de estudios en un 52% de los casos. Un 23% de los alumnos se sufragan el coste trabajando durante el curso y otro 6% en vacaciones, pero solo el 13% lo hace con una beca. Por ello, crear un buen sistema de ayudas es una de las necesidades detectadas.

Aunque aún queda mucho por hacer, la Universidad es cada vez más equitativa, ya que más del 40% de los estudiantes universitarios provienen de hogares en los que el padre o la madre tienen un bajo nivel de estudios; ahora bien, la clase social predominante en la universidad sigue siendo la clase alta; en los grados es el 43%, por ejemplo.

Sin embargo, los estudiantes ya no consideran que la Universidad ayude a ascender socialmente. Escogen la carrera que les gusta. Siete de cada diez la han elegido por la profesión que quieren ejercer; solo tres de cada diez lo ha hecho porque confían en que les ayudará a conseguir una profesión de prestigio o bien pagada.

Otro dato que llama la atención es que solo un 10% ha hecho movilidad internacional, aunque el 25% piensa hacerlo.

También que cuatro de cada diez estudiantes lo son a tiempo completo y que casi un 70% nunca ha interrumpido su trayectoria educativa.

El informe refleja la necesidad de trabajar más la orientación del alumnado sobre contenido y salidas profesionales de la carrera; flexibilizar las opciones de estudio (como vías lentas o más formación on line) y tomar medidas para reducir el abandono y fomentar la movilidad internacional. H