Sorprendentemente el producto más vendido en los supermercados y grandes superficies comerciales durante el estado de alerta no es el papel higiénico (que todavía no se sabe el porqué y para qué tantos rollos), sino que es la levadura, cuyo incremento en su venta supera el 200% con respecto al año pasado, según datos a los que ha accedido Mediterráneo.

Y es que amasar pan y la repostería se han convertido en uno de los entretenimientos de los castellonenses durante estos días de encierro obligado. Muchas son las razones por las que hacer tartas y dulces es prácticamente una actividad casi diaria en los hogares. Por una parte, tener más tiempo libre en jornadas que se hacen eternas, y también porque para los más pequeños de la casa es un reto entre el juego y la diversión para endulzar los paladares.

Para Lledó Navarro, «el largo confinamiento ha hecho aflorar mayor ilusión por preparar cosas maravillosas y recuperar las antiguas tradiciones».

Así, mientras su hijo Joan y su pareja, Andrea Alessandru, preparan buñuelos de naranja, su otro hijo y su marido se atreven con el pan de kéfir con frutos secos «para relajarse después de una jornada de estudio y trabajo», indica Navarro. Ella, por su parte, elabora galletas de plátano y tartas de fresa y piña.

Coca celestial

Rescatar tradiciones de antigua repostería es lo que hace Joaquineta Bastiste, de Benicarló, quien elabora unas dulces coquetes, a modo de delicatessen, siempre acompañadas de anís o moscatel para un buen paladar.

El flemático actor Juan Carlos Lleó elige en el arte pastelero una coca celestial, o descarrega muy típica de Castelló. «La hace siempre para el día de la Magdalena, pero como este año no ha podido ser, lo hemos dejado para estos días», subraya su esposa, la también actriz María Dolores Falomir. Otra destacada artista de Castelló, Sofía Royo, opta por la coca de Danone. «Hoy (ayer para el lector) nos la hemos comido para el desayuno», explica la cantante. Argumenta que ella tiene «más bien habilidades artísticas», por lo que en la cuarentena se ha propuesto «mejorar en esto de la repostería artesana y casera», comenta.

Mabel López, desde Burriana, propone farinosses y torrijas, «ideales para estas fechas y también en cualquier época del año». Obviamente con la cuarentena tiene más tiempo para poder dedicarse a su afición pastelera.

No se puede olvidar a los niños en este tiempo de clausura. Hacer pan y dedicarse a la confitería se convierte en un regalo para ellos, una forma de aprender y divertirse, ante la imposibilidad de salir de casa. Este es el caso de Marta y Juan Casanova Mateu. «Hoy (ayer para el lector), se dedicaron a hacer rosquilletas», dice su madre, Lledó Mateu. «Otros días han hecho hogazas de pan», concreta.