Hace justo un año, empresarios y Generalitat anunciaban lo que entonces se vendió como un acuerdo histórico para acelerar la tramitación de varios expedientes mineros pendientes. ¿El objetivo? Reactivar el sector provincial de materias primas y facilitar a las empresas azulejeras el abastecimiento de arcilla roja, un tipo de material de proximidad que está en retirada, en buena medida, porque cada vez es más complicado de conseguir.

Doce meses después, pocos o ningún avance se han producido. Así lo explicó el presidente de la Asociación de Empresas de Áridos de la Comunitat Valenciana (Arival), Custodio Monfort, quien aseguró que, pese a que la relación con la Conselleria de Economía Sostenible ha sido fluida durante la última legislatura, los avances se producen «muy poco a poco, en cuentagotas».

Monfort explicó que en la provincia existen una docena de explotaciones mineras que tienen bloqueados sus expedientes por problemas como la regularización de los perímetros, que en algunos casos son mayores que el fijado al inicio de la actividad, o el establecimiento de las garantías de restauración ambiental.

En la reunión de hace un año, el conseller Rafael Climent se comprometió a dotar a su departamento de los recursos suficientes para dar viabilidad a los yacimientos complejos, que requieren de modificación de los planes urbanísticos municipales.

Monfort, que reconoció que durante todo este tiempo han mantenido contactos con los funcionarios del departamento autonómico, afirmó que «desgraciadamente los avances son pocos». Esta es precisamente la crítica que dirigen a Climent una buena parte de los empresarios vinculados al azulejo de Castellón, que no reprochan al conseller --que repetirá en el cargo-- su disposición a escucharles sino la lentitud a la hora de convertir sus demandas en realidades.

El resultado de esta falta de efectividad es que las azulejeras se ven obligadas a importar cada vez más arcillas procedentes de países inestables como Ucrania o Turquía y, por ello, arriesgándose a sufrir grandes alteraciones en los precios. El año pasado fue el primero, según Arival, que el sector cerámico usó más pastas blancas que rojas en su producción.