Algo más de medio centenar de compromisarios de la Asociación de Paranyers (Apaval) de toda la provincia aplaudieron ayer el nuevo sistema creado por la organización que lidera Miguel Ángel Bayarri, quien detalló el funcionamiento de un aparato en el que vienen trabajando durante cinco años y que confían sea el “pasaporte europeo” para lograr la homologación y legalización de esta práctica cinegética.

Para lograr sus objetivos, presentarán en breve a los diversos organismos encargados del Medio Ambiente un proyecto confeccionado por ingenieros e investigadores universitarios. “La pelota está ahora en manos de los políticos y de Europa”, dijo Bayarri ayer en la asamblea que tuvo lugar en Vila-real. Los paranyers no ocultaron su entusiasmo ante lo que consideran que puede ser “un punto de inflexión” para la total legalización del parany.

El sistema consta de una doble trampilla que se acciona manualmente y que abriga una suave red donde cae la pieza, sin que esta se dañe y pueda ser liberada de nuevo. En el cierre de esta trampilla se han colocado piezas de goma que separa las juntas con el fin de evitar que pueda quedar atrapado el animal en esta parte y provocarle alguna lesión en zonas vitales y sensibles como la cabeza, según explican los técnicos. H