Las bodas van a menos y las celebradas a través de un rito religioso descienden aún más, una evolución que los datos no dejan de corroborar, al menos hasta ahora. Sin embargo hay parejas, un total de 140 entre enero y junio de este año en la provincia de Castellón, que ratifican su compromiso ante el altar de una iglesia católica, por una cuestión de fe, y también de tradición.

No entran en la estadística mencionada, porque el enlace está programado para el mes de junio del año próximo, pero es el caso de Nadia Solsona, natural de Castellón de la Plana, con ascendencia en Villahermosa del Río, y residente en París desde hace ocho años, y de su pareja, de nacionalidad italiana, Alessandro.

Desde su domicilio parisino, Nadia explicó ayer que el enlace que preparan tendrá lugar en la basílica de Lledó, en la capital de la Plana, y será oficiado por mosén Héctor Gozalbo, quien se ocupó del bautizo de su hijo Enrique, que ahora tiene nueve meses, y que se celebró en la iglesia de Villahermosa del Río.

Convicción religiosa

La pareja, cocinero él y contable ella, en un restaurante propiedad del recientemente fallecido chef Joël Robuchon, conocido por ser quien llegó a acumular más estrellas Michelin en el mundo, tiene claro sus razones. Nadia apuntó que se casa por la iglesia «por convicción religiosa», porque es «creyente» y también «por tradición», al igual que Alessandro, «que piensa igual». En cuanto al lugar la boda, añadió que querían realizarla en Villahermosa, «pero es más cómodo para los invitados hacerlo en Castellón», en un lugar, además, tan emblemático, como la basílica de Lledó. Sobre el país, no hubo dudas, según Nadia, ya que ella tiene «más familia» que Alessandro y, en todo caso, a sus allegados italianos «les encanta España». La decisión también estuvo siempre clara sobre el sacerdote que les acompañaría, ya que mosén Héctor Gozalbo es «amigo» de la casa.

Números a la baja

No es posible saber aún si el enlace entre Nadia y Alessandro podrá elevar los datos estadísticos el próximo año. De momento, en la provincia de Castellón se han celebrado este año un total de 869 bodas entre enero y junio, lo que supone 23 menos que las que tuvieron lugar en el mismo periodo del pasado ejercicio.

De ese número, solo el 16%, es decir, 140, tuvo lugar ante el altar de un templo católico, mientras que apenas dos más se oficiaron por ritos de otra religión.

La novia que viajará desde París hasta el altar de Lledó estima que la evolución a la baja de las bodas tiene que ver con la tendencia a creer que es «más moderno» no pasar por la iglesia, pero también con que «cuesta muchísimo dinero» la celebración hoy en día.

De vuelta a los números, en estos momentos los enlaces civiles quintuplican a los religiosos en Castellón, ya que este año suman 727 en el primer semestre, frente a los mencionados 140, aunque ninguna versión va al alza.