Febrero es tradicionalmente un mes en el que los datos de paro arrojan una paradoja en la provincia de Castellón, pues el desempleo sube mientras baja en el resto de la Comunitat. Este año también ha sido así, aunque el incremento, de 243 personas, fue el más bajo desde el 2005, esto es, desde el inicio de la crisis. A nivel autonómico y estatal, las cifras fueron más positivas, pues 2.045 valencianos dejaron de buscar trabajo, por 6.280 en el resto de España.

El aumento del desempleo en febrero en Castellón hay que atribuirlo al mal comportamiento del sector servicios, en el que se destruyeron 133 puestos de trabajo. El exresponsable de estudios de la Cámara de Castellón y experto en Economía, Enrique Domínguez, explicó a Mediterráneo que la diferencia con el resto de la Comunitat es que el turismo está «mucho más desestacionalizado en València y Alicante», mientras en la provincia la actividad «se reduce a mínimos». El paro solo bajó en la industria, con 70 nuevos empleados, y subió en la construcción (78) y la agricultura (37), aupado por el fin prematuro de la campaña citrícola. Además, 61 personas se inscribieron por vez primera en el Servicio Público de Empleo Estatal.

En total, a final de febrero el Ministerio de Empleo y Seguridad Social tenía registrados a 41.313 castellonenses como demandantes de empleo, 4.111 menos que hace ahora un año (-9,05%) y 9.565 menos que hace 24 meses. Esto implica que el paro en la provincia ha caído prácticamente un 20% en este tiempo.

Otra buena noticia para Castellón es que las contrataciones indefinidas crecen a un ritmo mayor que en España. Así, de los 15.176 contratos firmados, el 14% fueron indefinidos (2.136), por el 11,2% del Estado.

CRECE LA BRECHA DE GÉNERO // La brecha de género es una evidencia al analizar los datos de paro, pues de cada diez personas desempladas en la provincia, prácticamente seis son mujeres (59,2%). Así, de los 41.312 demandantes de empleo que había en febrero en Castellón, 24.458 eran féminas y tan solo 16.855 hombres.

Lo más negativo para el colectivo femenino es que su mayor dificultad para hallar su sitio en el mercado laboral no hace sino aumentar en los últimos tiempos. Así, hace un año el porcentaje de mujeres en paro respecto al total de demandantes de empleo era del 57,5%, mientras que hace dos apenas llegaba al 54%. Es decir, que lejos de igualarse, las diferencias se han acrecentado a medida con la salida de la crisis. El motivo, según Domínguez, es que mucho empleos vinculados al sector servicios los hacen las mujeres.