Mis paseos en el entorno del jardín o parque del lago, en busca del Castellón del Sur que constituye la nueva barriada urbana de Censal, me permiten recuperar un nuevo gozo, aprovechando esos días en los que mi pequeña nieta Carolina veo que es feliz en sus juegos infantiles de los varios columpios que allí se encuentran, con su variada y distinta configuración, así como acercándose a las aves que desarrollan su vida en las aguas del lago, para llamar su atención, hablándoles con un lenguaje que a mí me cuesta entender, aunque el movimiento continuo de los patitos me produce curiosidad, llama la atención y diría que me encanta de modo especial.

Observo que el parque está rotulado como Jardín de José Royo Gómez sobre una gran pieza de piedra colocada en un extremo.

Y recuerdo esos días, de mi época de asesor cultural del Ayuntamiento, en que mi primer contacto con el parque tuvo lugar en los años 90 al tener que visitar el espacio donde les masovers de la casa, viviendo en el propio jardín, que cuidaban y limpiaban ellos.

GEÓLOGO. Y siempre que estoy cercano a la expresión nominal de geólogo, que distingue a José Royo Gómez, recuerdo también lo cercano que estuve unos años con su amigo y colega Vicente Sos Baynat, que vivía habitualmente en Madrid en sus últimos años, pero venía con su familia a pasar un mes cada año a Castellón y a su piso de la callejuela del Maestro Chapí y a su casa iba yo a visitarle, entrevistarle o contarle cosas actuales entonces de Castellón por las que don Vicente estaba interesado, sin faltar nunca sus menciones sobre el también científico y geólogo, don José Royo Gómez, que había nacido en Castellón en mayo de 1895 y falleció en Caracas, Venezuela, en el año 1961.

De él hablábamos muy a menudo y un día le pedí a Sos Baynat una definición de urgencia de la geología, para mis lectores o asiduos oyentes de la radio. Y me dijo algo así:

--Diga usted que la geología es una ciencia que estudia los minerales, las rocas y los fósiles; que se ocupa de los orígenes de la Tierra y de la vida y del ser humano. Y que está íntimamente unida a las matemáticas, la física, la química, la biología… Y también que estudia los cambios experimentados por las montañas y los mares, reconstruyendo la historia de nuestro planeta, la Tierra.

Recuerdo también que le interrumpí haciéndole la pregunta que me llegaba al cerebro:

--¿Para qué y dónde, pues, el hombre, el ser humano?

A pesar de la interrupción el sabio me completó el ciclo:

--La Tierra se configura como la conocemos; con el agua viene el oxígeno, aparece la atmósfera y surge el hombre, el elemento que completa el ciclo vital. Y como el ser humano es lo más perfecto que hay en la naturaleza, nace un nuevo concepto del mundo.

Tampoco olvido que el tema me parecía tan apasionante que quise seguir el hilo y le hablé de la Luna, la del geólogo, que puso el punto final al argumento:

--No, no. La Luna carece de atmósfera, de agua y de varios elementos primordiales; es pobre en especies minerales, no tiene condiciones de ambiente para la vida y para el estado del hombre.

Vale, vale. Recuerdo que entre los muchos libros que yo manejaba en mi época de Armengot, leí uno de Royo Gómez, en el que explica casi lo mismo que a mí me contó Sos Baynat.

Y quiero apostillar ahora, que tanto Sos Baynat como Royo Gómez, eran más felices cuando hablaban entre ellos en valenciano y que yo les conseguía alguno de esos libros mencionados.

EL PARQUE. Hay vida permanente en el parque. Hay que destacar el hecho de que muchas cosas le ayudan a ser atractivo y también necesario. Hay protegiendo al jardín las calles rotuladas a nombre de la monjita María Teresa González Justo, la muy transitada avenida de Chatellerault, Godofredo Buenosaires, con la del Guitarrista Fortea y la del Ceramista Guallart.

Y entre todas ellas hay dos colegios, el Censal y el Carles Salvador, ambos con gran número de alumnos, un centro médico asistencial, una clínica veterinaria, un salón para celebraciones infantiles y juveniles, una famosa pizzería, una sucursal de una entidad bancaria, varios centros comerciales, un restaurante chino entre ellos, una animada academia de baile, un centro de imagen personal y ese singular distribuidor de todo el listado de aparatos útiles para el hogar y una parada oficial del autobús urbano, donde aprovecho para trasladarme alguna que otra vez a la Universitat Jaume I o al propio cementerio. Todo está previsto por el transporte público.

VIVENCIAS. José Royo Gómez contrajo matrimonio con Inocencia, del que nacieron los hijos José y Pituca. Perteneció a la Real Sociedad Española de Historia Natural y fue muy importante su presencia en la fundación del Ateneo de Castellón, en 1925. Catedrático y divulgador de las Ciencias Naturales, de la Geología de modo especial, también formó parte del partido político Acción Republicana y fue diputado en las Cortes de 1931 y fue nombrado Director General de Minas. Claro que, después de la guerra civil, tuvo que emigrar a Francia, con breve estancia como catedrático en Toulouse y estancia después en la Facultad de Bogotá, en Colombia y, finalmente, fue nombrado catedrático en la Universidad de Caracas, falleciendo ya en Venezuela.

Tuvo, pues, una gran dimensión universal y aquí está su parque con el mágico lago.