Es muy fácil. Basta un teléfono móvil o un ordenador para entrar en una página web, abrirse una cuenta y ponerse a jugar. Da igual dónde esté uno: en casa, en el autobús camino de la universidad... Y lo que se juega es dinero de verdad. Es lo que tiene la tecnología, que ha provocado que cada día sea más accesible jugar al póquer, a la ruleta, al bingo, o apostar a lo que sea. También ha permitido la proliferación de casas de apuestas, un fenómeno que en Castellón ha levantado las críticas de varias asociaciones y colectivos de vecinos y ha obligado al Consell a impulsar una nueva ley valenciana cuyo proyecto prevé una distancia mínima de 700 metros entre locales.

Pese a que el número de ludópatas apenas ha variado (la adicción al juego afecta al 1% de la población, según la Federación Española de Jugadores de Azar Rehablitados, Fejar), sí ha cambiado el perfil. Antes solía ser el de un hombre mayor, casado y con hijos, que jugaba a las tragaperras, y ahora el nuevo retrato corresponde a un joven que se adentra en el juego por internet. «En 2018, y por primera vez, el juego virtual superó en el centro de día de Patim al juego presencial. Un 42% de los casos de demanda de tratamiento frente al 38% de las motivadas por las máquinas tragaperras», recuerdan en una fundación referente en la Comunitat en el tratamiento de adicciones tóxicas y no tóxicas.

A edades más tempranas

La adicción al juego on line crece y crece, y los jóvenes de Castellón empiezan cada vez antes. Lo confirma un estudio de la Unidad de Investigación Juego y Adicciones Tecnológicas de la Universitat de València (UV), que a través de una encuesta ha preguntado a 7.265 escolares de entre 15 y 19 años de Castellón, Valencia y Alicante con qué frecuencia juegan en internet. ¿El resultado? Casi el 57% afirma que ha jugado alguna vez y el 19% lo tiene como algo habitual, dado que es una práctica que realiza entre una y tres veces al mes. Y lo más preocupante, el 16,3% de los entrevistados mantiene un juego de riesgo y un 2,3% tiene un trastorno, cifra que triplica la media de la población general.

Mientras que las legislaciones para el juego presencial dependen de cada comunidad autónoma, el juego on line es regulado por el Ministerio de Hacienda, a través de la Dirección General de Ordenación del Juego. Y el negocio se ha disparado en tiempo récord. Durante el 2018 (los datos del año pasado no están cerrados), el juego en internet movió en España, en términos de cantidades jugadas, más de 17.300 millones de euros, un 30,5% más que un año antes.