El negocio de las apuestas deportivas se ha convertido en el motor del juego en España. En pocos años los salones se han multiplicado y solo en el 2016 en este tipo de locales se movieron más de 1.400 millones de euros. Y todo eso sin contar a las casas de juegos on line, que se llevan el trozo más grande del pastel. Marcas como William Hill, Bet365, Bwin o Sportium utilizan grandes campañas de publicidad y a ídolos del deporte para llamar la atención de unos jugadores que cada vez tienen menos edad.

Apostar en un partido de fútbol o una carrera de caballos nunca ha sido tan fácil. Basta un teléfono móvil o un ordenador. O entrar en una casa de apuestas o en un bar que cuente con una terminal. En Castellón hay 7 locales abiertos y casi 600 terminales. El problema es que crece también la adicción a los juegos de azar y a las apuestas. Un dato. Más del 30% de las adicciones no tóxicas que Patim atendió el año pasado en Castellón era a las apuestas on line, un porcentaje que aumenta año tras año. Pero lo significativo es que la edad media de los jugadores es cada vez más baja. Tanto que la oenegé ya ha tratado a menores de edad enganchados a este tipo de apuestas, cuando en teoría estos juegos están prohibidos para los que aún no han alcanzado los 18 años.

Julio Abad, psicólogo de Patim, asegura que el primer contacto con las apuestas deportivas se produce cada vez a edades más tempranas. «Los jóvenes hoy en día llevan las apuestas en el bolsillo, puesto que tienen la posibilidad de jugar desde el móvil. Y eso explica por qué cada vez los jugadores son más jóvenes, de entre 18 y 19 años, mientras que hace tan solo unos años la media de edad era algo más alta», cuenta.

Abad advierte de que, si nadie lo remedia, en cuatro o cinco años la cifra de adicciones se disparará. «No sé dónde podemos llegar, pero desde luego tengo claro que lo peor está por venir», sentencia el psicólogo. «El bombardeo publicitario es continuo, acceder a estas apuestas es fácil y, además, los chavales caen rápido. Es muy adictivo», describe.

Francisco López, presidente de Patim, es de la misma opinión. «El juego on line va a ser una de las mayores problemáticas con las que se va a tener que enfrentar el Estado en los próximos años», avisó en presentación de la memoria de la oenegé.

La preocupación por este tipo de apuestas llega incluso a los institutos de Castellón. De hecho, varios centros de Secundaria han pedido al personal de Patim que de cara al próximo curso impartan clases de prevención y expliquen a los adolescentes los peligros a los que se exponen. «Hay profesores preocupados porque estos chavales se llevan el teléfono al instituto y desde allí hacen apuestas», explica el psicólogo.

PERFILES DIFERENTES

El adicto a las apuestas online poco tiene que ver con el perfil de la persona que se engancha a las máquinas tragaperras. «Son muy distintos y los escenarios, también. Quien juega a las tragaperras tiene que salir de su casa, bajar al bar o entrar en un bingo o un casino. Sin embargo, uno puede hacer una apuesta deportiva desde el salón de su propia casa o su habitación. Es mucho más accesible», añade Julio Abad.