Dos puntos de vista opuestos. Desde la la patronal de exportadores de cítricos de la provincia ven en la compra de huertos castellonenses por parte de las empresas, de la que ayer informó Mediterráneo, una salida viable para el sector citrícola, mientras las organizaciones agrarias afirman que el cambio de modelo «amenaza la figura del agricultor».

Aunque afirma que «no es un boom», sino «un pequeño cambio», el presidente de Asociex, Jorge García, reconoce que se están produciendo estas compras de fincas y lo atribuye a que «hay más tierra a la venta y los precios son más bajos». También las organizaciones agrarias confirman las transacciones, hasta el punto de que se está produciendo «una cierta acumulación de tierras», apunta el presidente de Fepac-Asaja, José Vicente Guinot.

Y, a pesar de que este considera que poner en producción campos abandonados «siempre es positivo», no esconde que, si los comercios «controlasen gran parte de la producción, podría ser un peligro» para los agricultores tradicionales. «No sé si debería regularlo la Administración, pero ya estamos avisados. Le estamos viendo las orejas al lobo», concluye. Más lejos va el secretario general de la Unió. Ramón Mampel asegura que la compra de terrenos por parte de las compañías comercializadoras «amenaza la figura del agricultor», que queda «debilitada». Asimismo, considera que esto «es un hándicap para la incorporación» de nuevos agricultores, una de las principales taras del sector en la provincia.

Garantizarse el suministro

De forma contraria lo ve el presidente de Asociex. En opinión de Jorge García, la compra de fincas por parte de algunas de las empresas que representa se produce, precisamente, afirma, porque «cada vez hay menos gente que quiere trabajar en la agricultura y es normal que quienes nos dedicamos a ello queramos mantener el suministro preciso».

De hecho, considera que hay que «insistir» en esta compra de terrenos «porque, si no, cada vez habrá mas abandono». Y justifica la actuación de los empresarios del ramo en que la agricultura provincial necesita de un cambio de mentalidad para apostar por una vía más empresarial: «Un negocio deja de ser rentable cuando no se invierte en él. La agricultura hay que trabajarla, modernizarla, buscar variedades».

Así, aunque cree que es «muy complicado» dejar atrás el modelo de agricultura instaurado en la provincia, caracterizada por el minifundio --«no se podrá cambiar en un año ni en 15... y puede que tampoco en 50», asegura-- considera que este es «el camino lógico» que se debería seguir: el de apostar por fincas más grandes que puedan reducir costes.

Tiempo hasta la mecanización

García prevé que para llevar a cabo esta evolución pase mucho tiempo, porque «por comprar fincas de 12, 15 ó 20 hanegadas no tienes un latifundio. Estamos muy lejos de eso». Eso sí, reconoce que ya hay «determinadas parcelas» en la provincia «que están trabajando ya mecanizadas; pero este objetivo [para el conjunto de la agricultura castellonense] está muy todavía lejos», asegura.

Frente a ello, los agricultores insistirán en encontrar «una rentabilidad para su trabajo» y en «poner en valor» su producto para tratar de mantener sus huertos, manifiesta Guinot.