Viendo ya la luz al final del túnel de la crisis económica, a la veterana Confederación de Empresarios de Castellón (CEC) le salen más enanos. El año 2016 se presenta convulso y con varios frentes abiertos para la patronal. Uno, consolidar su autofinanciación y por ende su independencia, con un plan de viabilidad, adaptado a nuevos tiempos de menores ingresos. Otro, hacer frente al desgaste económico y de imagen que supone el juicio por los cursos de formación del Servef, con directivos y técnicos citados a testificar, en un proceso que se ha alargado a 18 meses, por su complejidad. Y el tercero, evitar que esta coyuntura de debilidad sistémica y financiera sea aprovechada por la autonómica Cierval para hilvanar una centralización en Valencia, que dejaría sin peso ni atención al tejido empresarial castellonense.