El Ayuntamiento de Peñíscola ha incrementado este verano las iniciativas para la lucha contra el top manta. Una de las medidas que más debate genera es la imposición de sanciones a los clientes de esta modalidad de compra al margen de la ley. La ordenanza municipal contempla desde hace años esta posibilidad, pero en las últimas semanas ha subido de manera notable el número de multas. El concejal de Gobernación, Alfonso López, explica que por el momento «alcanzan casi las 100; la mayor parte de ellas son de 75 euros por no obedecer la prohibición, aunque en las situaciones más extremas, en las que haya reiteración y desacato a la autoridad, podrían llegar a los 1.500 euros». No consta que se haya llegado a este extremo.

CRITERIOS

Como en tantos otros puntos turísticos, la presión contra los manteros genera controversia. Hay muchos visitantes que se quejan continuamente de la constante invasión del espacio público, especialmente en zonas muy frecuentadas del paseo marítimo, pero hay quienes protestan por la posibilidad de ser multados en el caso de que un policía local les advierta de la infracción. «Tenemos la normativa municipal y hay que cumplirla, como cualquier persona que vaya en coche sin tener puesto el cinturón; además, comunicamos de forma continua a lo que se exponen los clientes, con carteles en los accesos a las playas, señales en el suelo del paseo, folletos que entregamos en hoteles y comercios y avisos por la megafonía», argumenta el edil.

La colocación de vinilos pisables en el pavimento es el movimiento más reciente del consistorio. Hay tres modelos, con mensajes que defienden la adquisición de productos en los comercios legales, en los que se muestra el rechazo al fenómeno de la venta ambulante irregular, y que recuerdan del coste económico de las infracciones. Una actuación que difícilmente pasa desapercibida y que se encuentra distrubuida cada pocos metros.

INCIDENTES

Son pocos los veranos que se saldan sin situaciones de tensión con manteros. La más reciente ocurrió el 18 de julio, cuando un grupo de aproximadamente 30 personas rodeó por la noche la sede de la Policía Local para exigir que les devolvieran el material incautado esa tarde. Para dispersar la concentración contaron con la colaboración de patrullas de la Guardia Civil. Finalmente, se marcharon sin recuperar las pertenencias.