Esta es la única ambulancia que los niños tendrían que conocer, pero lo cierto es que la enfermedad no discrimina por edad, y cuando afecta a los más pequeños de la casa no es precisamente agradable que se les ingrese en un hospital. Con el objetivo de humanizar la estancia de los niños en el Hospital General de Castellón y de eliminar la angustia que este trance pueda generar, son varias las iniciativas que se llevan a cabo en Pediatría. La última la protagoniza un cochecito eléctrico que será utilizado para que los pequeños pacientes vayan al quirófano o a sus pruebas médicas conduciendo su propia mini ambulancia.

Los niños ya contaban anteriormente con un buen número de iniciativas para intentar hacer más agradable su estancia en el centro, pero esta última donación de Cruz Roja ayuda a los más pequeños y a sus padres, como confiesa Adreana, que acaba de ingresar a su hijo: «Es la primera vez que tiene que estar aquí, y como es muy nervioso, este tipo de distracciones le ayudan a tener la mente despejada». Massimo León, como se llama el chico de cuatro años, ya disfrutó en su primera tarde con la actuación de unos payasos en su habitación, «y ahora espera que vengan todos los días», admite la madre con una sonrisa.

Las 24 horas más largas

Las 24 horas más largas La agenda para un niño habitualmente es frenética. Entre las horas lectivas en el colegio, las actividades extraescolares, la tradicional visita al parque y demás actividades, lo cierto es que no paran. Sin embargo, cuando son ingresados en un hospital da la impresión de que el reloj se detiene. Es por ello que son muchos los estímulos que se intentan ofrecer para estos pacientes, como confirma Carmen Jovani, jefa de sección de la planta de Pediatría del citado hospital: «Aquí se les hace muy largo el día y distracciones como esta pequeña ambulancia permiten que su estancia sea más llevadera. Llevan mal el hecho de estar encerrados y cualquier actividad es buena».

Jovani destaca también la presencia de un colegio en el centro en el que dos profesoras reciben a los niños en un aula o, si no es posible su desplazamiento, les atienden en su propia habitación, al margen de contar con una sala de juegos, cuentos, juguetes, puzzles, una ciber aula repleta de ordenadores. «En Navidad tienen tantas visitas de clubs, payasos y actividades que algunos no se quieren ir», bromea la especialista.

Desde Cruz Roja, la asociación que ha donado el coche eléctrico, el director técnico para Castelló Pedro Martínez no oculta lo gratificante de su labor: «Algunos niños nos dicen que cuando sean más mayores quieren ser también voluntarios en el hospital, y otros vienen a vernos aunque no estén ingresados». Afirma Martínez que desde el citado organismo «se trabaja en valores con los colectivos más vulnerables, y entendemos que los niños ingresados en hospitales lo son».

Así que no se asusten si acuden al Hospital General y ven a un niño dirigiéndose al quirófano o a las diferentes pruebas médicas en esta curiosa mini ambulancia porque la diversión no tiene por qué estar reñida con su enfermedad. Y más a estas edades.