La coach nutricional Pilar Esquer ofrecerá este jueves en el Espaitec de la UJI un taller de nutrición titulado ‘Cómo comer sano en el trabajo… y no morir en el intento’, en el que dará las claves para mantener una alimentación saludable que permita “mejorar a todos los niveles tu rendimiento físico, intelectual e incluso sexual”. En el extenso currículum de la castellonense destaca su relación con la nutrición y las empresas, un campo “que está despegando en toda España. Los empresarios necesitan cifras y ven que cada euro que invierten en la nutrición de sus empleados tiene un retorno de cuatro euros, pues se reduce el absentismo y el presentismo, gente que va a trabajar sin estar bien o a calentar la silla”.

Esquer asegura que “lo que comemos no solo afecta a nuestro cuerpo, sino también a nuestro cerebro” y más allá de dar cifras sobre piezas de fruta y verdura o litros de agua que consumir al día, apuesta por “bajar a la tierra y enseñar a llenar el carrito de la compra o la despensa”. Asumiendo los beneficios del deporte en la salud, señala con preocupación que el crecimiento de enfermedades como el cáncer, la diabetes o la obesidad están intrínsecamente ligadas a una alimentación deficiente que repercute también en el estado de ánimo, la concentración, la flexibilidad o el propio dolor.

El primer cambio que repercute para esta nutricionista en el consumidor es “eliminar el azúcar y pasar de carbohidratos simples a integrales. El pan blanco, así como la pasta y el arroz refinados se comportan en el cuerpo como el azúcar. Como una montaña rusa en la que la energía sube tan rápido como baja y enseguida necesitas ingerir más azúcar, tomar un café o fumar un cigarro”. Considera Esquer que no es un tema menor, pues “agotamos a nuestro páncreas a edades muy tempranas y allanamos el camino a la diabetes tipo 2, que antes aparecía por encima de los 40 años y hoy la encontramos ya en edad adolescente”. Así que solicita esta experta “eliminar de forma gradual” estos azúcares, lo que permitirá “notar un cambio a mejor a corto plazo”.

Sin alimentos prohibidos

Acostumbrados como estamos a escuchar que no se incluyan en nuestra dieta alimentos como snacks, comida rápida o fritos, para Esquer “no hay alimentos prohibidos, ni siquiera el azúcar, pero hay que saber lo que provocan para cambiar los hábitos. Antes comíamos un pastel los domingos y no pasaba nada, pero ahora lo extraordinario se ha convertido en ordinario y en nuestras mesas no faltan refrescos, papas, kétchup o dulces”.

El segundo paso para la coach nutricional a incluir en nuestra rutina alimenticia estaría en la carne: “Hay que reducir su ingesta, primero por salud y después por el estado de nuestro planeta. Provoca más gases invernadero la ganadería que todos los transportes, así que es incongruente estar hablando de cambiar de diesel a gasolina cuando contamina más nuestro plato que el coche”. Matiza Esquer que no habla de “ser extremistas y eliminar la carne, sino de regular su consumo”.

También analiza esta profesional que “los últimos estudios piden que hagamos más hincapié en la verdura que en la fruta”, añadiendo que “con dos o tres piezas de fruta al día ya habría bastante”. Sin embargo, no pone límites al hablar de verdura: “Cuando te pongas un plato, la mitad debería ser verdura y sería ideal que a mediodía estuviera cruda y por la noche a la plancha, hervida o al vapor”.

‘Pecados’ con la infancia

Especialmente preocupada está Pilar Esquer con la alimentación de nuestros pequeños. Ha estudiado desde dentro la materia y trabaja para dos comedores escolares de Castellón, por lo que habla con conocimiento de causa: “Pedimos a los papás tolerancia cero con el azúcar porque hay estudios que revelan que es tan adictivo como la cocaína. Apostaría por los dulces caseros para que incluyan menos azúcar, aunque entiendo que es difícil cuando vas por ejemplo a un cumpleaños y te dan un sándwich de pan blanco con crema de cacao, gusanitos, chetos y después una tarta dulce a más no poder. Si no fuera suficiente con esto te dan una enorme bolsa de chucherías… Y luego queremos que los niños se porten bien y estén sanos”.

Se considera Pilar Esquer una “optimista empedernida” y afirma que “algo está empezando a cambiar”, aunque entiende que “mucha gente va al médico para corregir el colesterol o la obesidad cuando debería hacerlo desde el carro de la compra”. Solicita también más responsabilidad como consumidores: “Podemos influir más comprando que votando. No es normal que se hayan quedado las naranjas en el árbol o en el suelo porque no miremos de dónde vienen. Tenemos que exigir a la industria que cambie y no es normal que miremos más la marca del lavavajillas que lo que comemos”.

Por último, como castellonense de pro, presume que en nuestra tierra “tenemos la inmensa suerte de poder producir, conseguir y consumir alimentos muy saludables de forma sencilla”, pero añade que “no se puede pensar que por vivir junto al Mediterráneo llevamos una dieta mediterránea”. Considera que “si una de nuestras bisabuelas fuera a comprar no sabría reconocer muchos alimentos”, pero los amantes de la paella pueden estar tranquilos: “Es un plato absolutamente saludable y equilibrado. Lo incluyo en todos los planes de alimentación porque para que esté buena debe llevar mucha verdura y poca parte de proteína, sea carne o pescado”.