Los hoteles de Castellón advierten de que el continuo aumento de la oferta de pisos turísticos se ha convertido en uno de los principales problemas para su modelo de negocio, que se resintió en el 2018 tras años de crecimiento. Las pernoctaciones descendieron un 2,6% por la competencia de los apartamentos, pero también por la inestabilidad política derivada del procés catalán, la desaceleración o el despertar de algunos mercados competidores, en particular del área mediterránea.

En la provincia hay en la actualidad 13.436 viviendas de alquiler vacacional en el registro de Turisme Comunitat Valenciana, 2.813 más que hace solo un año. El pasado fue el ejercicio en el que más pisos se inscribieron desde que existe este organismo autonómico, que trata de poner orden en el sector. No solo eso, sino que el crecimiento de las empresas que se dedican profesionalmente a la gestión de estas viviendas provoca que en pocos años haya florecido un negocio inexistente hasta hace no tanto y al que ya se dedican en Castellón 259 firmas.

Mientras esto sucede, el crecimiento que presentaba la provincia en materia turística se enfrió el 2018. Según los datos de final de ejercicio, el número de pernoctaciones en establecimientos hoteleros se situaron en 3.820.662, lo que representa un descenso del 2,6% con respecto al 2017. El dato de viajeros es algo mejor y reduce la caída a solo el 0,5%, lo que representa que quienes llegaron a Castellón se quedaron menos noches en hoteles de la provincia.

EL PROBLEMA ESTÁ EN LA COSTA

Son numerosos los empresarios y asociaciones del sector que consideran que el creciente negocio de los pisos turísticos es una amenaza para sus establecimientos. Entre ellos la presidenta de la Cámara de Comercio de Castellón y gerente del hotel Doña Lola, Dolores Guillamón, quien lamentó el tipo de competencia que suponen los alquileres vacacionales, pues «es difícil de controlar si en un solo apartamento entran siete u ocho personas» que por ello dejan muy pocos ingresos en el turismo y provocan que el modelo de negocio hotelero «se resienta».

En sintonía con ello, la patronal Hosbec, que desde hace algunos meses está implantada en Castellón, advirtió ayer de que la provincia tiene un problema con la «importante» oferta inmobiliaria disponible en «las principales zonas vacacionales». A ello atribuyen un descenso de las pernoctaciones en hoteles que no se dio en el resto de la Comunitat, donde crecieron un 1,4%. Castellón también sale perdiendo en otros parámetros como la estancia media (2,9 noches por 3,2 en el resto de la autonomía) y en la ocupación media de sus negocios hoteleros, que apenas fue del 52,4% cuando en otras zonas como Benidorm esta alcanzó el 84%.

Pero el crecimiento de los apartamientos no es el único factor que explica la caída del turismo en la provincia durante el 2018. El presidente de la patronal Ashotur, Carlos Escorihuela, apuntó que la inestabilidad política vinculada al conflicto con Cataluña es otro elemento importante. «El turismo es muy sensible a este tipo de situaciones, en especial en el caso de los visitantes extranjeros», explicó. Asimismo, la ralentización y la recuperación de mercados como el turco, que cayeron con fuerza por problemas internos son otros ingredientes en el cóctel del enfriamiento de los datos. Con todo, el sector confía en iniciar una remontada coincidiendo con una Semana Santa que este año cae tarde, lo que suele ser garantía de buen tiempo.