Hace mucho que la cadencia de la política tradicional se vio desbordada por los ritmos salvajes que marcan la actualidad. El impacto de las emociones supera al de las razones en una frenética escalada que alcanza su tope en el periodo electoral. Partidos y candidatos encaran las elecciones generales de noviembre enlazando fotos, eslóganes y tuits. La política ha conquistado las redes, que se agitan con cada polémica configurando un escenario al que unos se adaptan mejor que otros, y que no siempre tiene que ver con la mayoritaria realidad. En el mundo virtual, los números dicen que el PSPV conserva el liderazgo en Facebook y Twitter a nivel provincial, mientras Vox arrasa en Instagram. Dos expertos en comunicación de la Universitat Jaume I analizan cómo políticos y partidos utilizan las diferentes redes sociales.

Pablo López Rabadán, profesor de Comunicación Política en la UJI, señala que con el paso de los años los partidos «han profesionalizado la gestión» de las redes sociales. «La función más usada es la difusión de sus propuestas políticas», comenta, «y Twitter se concibe más como un altavoz unilateral que como una plaza de debate y discusión social, no está pensado para escuchar».

potencialidad // López Rabadán diferencia esta realidad frecuente del uso «ideal» de estas plataformas. «Los medios sociales», explica, «presentan interesantes potencialidades para enriquecer la comunicación política». Estas potencialidades son «favorecer una comunicación más horizontal que facilite la transparencia y promueva la implicación ciudadana, analizar la política casi en tiempo real, construir comunidades, mejorar la capacidad comunicativa de los políticos adaptándose a formatos más claros para ser efectivos y humanizarlos introduciendo temas personales para aumentar la empatía», entre otras. Además, el político puede «mejorar la relación con los periodistas» y a la vez «relativizar el papel de los medios convencionales e introducir» sus temas en la agenda pública.

Guillermo Sanahuja, consultor de comunicación y profesor de la UJI, incide en la posibilidad que ofrecen las redes sociales para crear una marca personal. Para ello, «la pauta clave es tener definida una identidad diferenciadora, duradera y coherente». Sanahuja recomienda «la interacción» aun teniendo en cuenta «la agresividad troll».

el discurso // En cuanto al discurso, Sanahuja indica que «para bien o para mal, está demostrado que el mensaje emocional tiene mayor influencia e impacto que el argumento racional, y mucho más en campaña». También subraya cierta distorsión que explica que los partidos más seguidos y los políticos más populares en redes no sean luego los más votados. «Hay determinados nichos de población que pasan de ellas», dice. Por último, advierte que «el principal uso que hace la política moderna de las redes es la minería de datos para captar tendencias o segmentar nichos que luego usan en sus tácticas». «El big data ha llegado a la política», finaliza.