La carabela portuguesa, como la que apareció este miércoles en Vinaròs, es confundida por una medusa, aunque en realidad no lo es. Se trata de un hidrozoo, el cual habita en climas templados y fríos. Habitualmente abundan en regiones tropicales y subtropicales del océano Pacífico, el océano Índico y parte del Atlántico aunque ocasionalmente es observada en aguas del Mediterráneo, donde cuentan con pocos depredadores.

Las congregaciones de estos organismos alcanzan casi mil ejemplares, con una fuerte dependencia entre ellos en aras de asegurar la supervivencia. Esta especie prefiere moverse en aguas cálidas y su desplazamiento depende de las olas y el viento, de ahí su avistamiento en una playa de Vinaròs, Valencia o Gandía. "Los movimientos de las mareas, los fuertes vientos y el cambio de temperatura de las aguas marinas está provocando que está especie se aleje del que ha sido su hábitat natural y empiece a instaurarse en otros mares como es el Mediterráneo", según afirma la Responsable del Departamento de Socorros y Emergencias, Elisa Millán. Las congregaciones de estos organismos alcanzan casi mil ejemplares, fuerte dependencia entre ellos en aras de asegurar la supervivencia.

¿Cómo diferenciar una carabela de una medusa?

Mientras la medusa posee una estructura similar a una campana de la cual cuelgan tentáculos y se desplaza por aguas salada sumergida con repetidas contracciones, la carabela tiene una especie de vejiga color violáceo, que contiene gas en su interior, lo que le permite flotar en la superficie, donde se mueve arrastrada por los vientos o las corrientes marinas, según informa en su vademecum Protección Civil.

La carabela portuguesa es de naturaleza carnívora y posee en cada centímetro cuadrado de sus tentáculos más de un millón de células urticantes, que utiliza para paralizar a los peces pequeños e introducirlos hacia la cavidad gastrovascular (gastrozoides) donde tomará lugar el proceso de digestión.

Los síntomas más comunes que provoca la carabela portuguesa a diferencia de las medusas son vómitos, la fiebre, náuseas y un intenso dolor en la zona de la picadura por lo que desde Cruz Roja Castellón recomiendan acudir antes de los primeros síntomas al centro de salud u hospital más cercano. La toxina de la carabela se encuentra compuesta por estructuras proteínicas y péptidos, de las cuales se conoce que poseen propiedades hipnóticas. Otro hecho que resulta interesante, es que incluso cuando permanezcan inertes a la orilla de la playa, cualquier contacto con sus tentáculos puede resultar peligroso.