El PP, en la Comunitat y en Castellón, vive un crescendo de tensiones internas que no se ha detenido desde el descalabro electoral sufrido en el año 2015 y que se acentúa ahora con la nueva cita electoral del 10 de noviembre (10-N), la que podría ser la última oportunidad de sostenerse al frente del PPCV para su presidenta, la valldeuxense Isabel Bonig.

Muchos dan por hecho en el partido que, salvo que obtengan resultados excepcionalmente positivos en el 10-N --no se prevé una remontada potente--, el líder nacional, Pablo Casado, abordaría el relevo de Bonig como primer paso para una reconstrucción del partido en la Comunitat, una vez pasados los comicios y sin descartar tratar de propiciar el cambio incluso antes del congreso ordinario, previsto para el 2021.

Estos movimientos, que tienen uno de sus ejes fundamentales en Alicante, donde el PP conserva la Diputación y la Alcaldía de la capital, con Carlos Mazón como protagonista y aspirante a tomar las riendas del PPCV, repercuten en la provincia de Castellón, donde distintos dirigentes comienzan a dejar ver aspiraciones y potencial para dar un salto hacia arriba en el escalafón interno del Partido Popular.

El actual presidente, Miguel Barrachina, contaría con la confianza de Casado por su trabajo en el Congreso --del que fue relegado en abril para ocupar un asiento en Les Corts como cabeza de lista por Castellón--, a pesar de que en la carrera por la sucesión de Mariano Rajoy el segorbino apoyó la candidatura frustrada de Soraya Sáez de Santamaría.

Moderación

Cultivar esa relación y sobre todo, un discurso más moderado, en línea con el modelo de dirigente por el que apuesta ahora la dirección estatal, podría mantener a Miguel Barrachina al frente del PPCS.

En todo caso, entre los nombres que más suenan para una hipotética sucesión se halla el de Andrés Martínez. El alcalde de Peñíscola no solo tiene el aval de haber logrado reeditar mayorías absolutas en su municipio durante cinco legislaturas, sino también su experiencia en la Diputación, como vicepresidente y en distintas áreas de gestión.

La presidenta local en Castelló, Begoña Carrasco, es otro valor claramente en alza en el PP provincial, desde su posición de afín al líder nacional, Pablo Casado, y de dirigente rodeada de un equipo renovado y joven, en el que tiene voz propia Sergio Toledo.

En el capítulo de aspirantes se sitúa el actual portavoz del grupo popular en la Diputación, Vicent Sales, quien, aunque nunca de líder, podrá seguir en primera fila, si quiere, y siempre en función de cómo y con quien se posicione a partir de ahora.

En el entorno del PP provincial muestra también una evolución de creciente notoriedad la alcaldesa de Benicàssim, Susana Marqués, quien parece llamada a estar en la primera línea de su partido en los próximos años.

Un nombre que ha sonado, pero que está ya prácticamente descartado es el de la secretaria provincial, Elena Vicente-Ruiz. Su trayectoria, marcada por las aspiraciones frustradas de liderar su grupo en la Diputación o la lista autonómica a Les Corts, se suma a su perfil, de discurso duro y radical, en línea con el estilo de Isabel Bonig, y alejado de la moderación que pide Génova ahora.