Un negocio de la calle Alloza de Castelló tira la toalla y se ve obligado a cerrar la persiana por la crisis del coronavirus. Su contrato establecía un pago mensual de 600 euros por algo más de 100 metros cuadrados. La propiedad intentará alquilarlo ahora por 400. Y aun así no hay garantías de que se ocupe rápidamente. No todos los casos son así, pero este muestra que los precios van a la baja.

El inmueble citado supone una rebaja del 33%, aunque los representantes de las inmobiliarias consultadas no tienen un baremo coincidente sobre la depreciación. Juan Milánés, desde Simipro, menciona que la rebaja «va entre el 15 y el 20%». En otros casos, como Fincanova, añaden descensos más limitados, con un 5%. «El cierre progresivo de locales se viene dando desde hace tiempo, por lo que ya estaba todo muy ajustado», explica. Por el contrario, en Inmocas no esperan muchos cambios, ya que el centro «tuvo años de mucha actividad y precios buenos», que luego descendieron.

Por otro lado, en Fincanova coinciden en que a la paralización de la economía por el confinamiento le sigue el miedo a asumir nuevas iniciativas. «Abrir un negocio y consolidarlo tarda unos dos años», expone. «Está muy parado porque todos tenemos incertidumbre», concluyen.

NEGOCIACIÓN / Cristina Carmona, de Comprar Casa, incorpora otra variante. La de comercios que ya tienen inquilinos, y a los que se ayuda. «En nuestro caso estamos aplicando cláusulas de ajuste, por las que si cierran temporalmente negocios, debido a un nuevo confinamiento, tendrán un descuento de entre el 40 y el 50% durante ese periodo». Esto significa que hay propietarios que prefieren seguir con sus inquilinos y hacer lo posible para que se mantengan, aún a costa de recibir menos.