Están expuestos a un posible contagio de coronavirus durante todo el día. Cobrar, dar el cambio, responder a las dudas de los clientes, etc. Los cajeros son, probablemente, uno de los grupos con más posibilidad de enfermar, después del personal sanitario. Su contacto permanente con los clientes han convertido su trabajo en una lotería ante el virus.

Desde que la semana pasada la Generalitat ordenó el cierre de los colegios por la propagación del covid-19, el pánico ha llevado a miles de ciudadanos a llenar estas tiendas y hacer compras de forma compulsiva ante el miedo a que se produzca una falta de productos de primera necesidad. Además, la decisión del Gobierno de España de cerrar la mayoría de empresas ha motivado que se produzcan situaciones de auténtica histeria durante el día a día en estos establecimientos.

Este contexto se ha traducido en un aumento de la jornada laboral en los cajeros, reponedores y resto de personal, que supone una carga psicológica y física no vista hasta entonces, tanto en ellos como en sus familias. Raquel, responsable de tienda en un Consum de Castelló, asegura que «durante esta última semana he visto cosas que jamás había podido imaginar que vería. La gente ha hecho compras desmesuradas, las secciones de fruta y carne se acababan en menos de una hora cada vez que reponíamos», explica.

Compras más racionales

Por suerte, las peticiones de los supermercados de hacer compras más racionales va calando poco a poco en los ciudadanos. «En los últimos días la gente está haciendo compras más justas, de manera que podemos recibir género y tener los estantes llenos. Aún así, el papel higiénico sigue siendo uno de los productos más demandados y a los pocos minutos de reponerlo ya se ha acabado», comenta Raquel.

Respecto a las medidas que han tomado las tiendas, desde las más grandes hasta las más humildes de barrio, destaca la de guardar una distancia de seguridad en las colas para garantizar el metro entre los clientes y evitar cualquier riesgo de contagio. Además, existen supermercados como el Consum de la avenida Valencia que proporciona a quienes van a hacer la compra guantes de látex y gel desinfectante antes de entrar a las instalaciones. «Damos todas las facilidades que podemos a los clientes: facilitando todas las prevenciones de las que disponemos a las personas que pueden estar expuestas». Añadiendo Raquel: «Desde que pusimos el nuevo horario (ahora abren a las 10.00 y cierran a las 20.00 horas) la gente está reaccionando mejor y se están reduciendo los conflictos».

En este sentido, hay que resaltar que durante los primeros días de la cuarentena se vivían situaciones de tensión entre los clientes y los vecinos, porque incluso horas antes de que el supermercado abriese ya había gente haciendo cola y llamando la atención del vecindario con chillidos y reclamaciones.

Aforo limitado

Una de las medidas especiales que están siguiendo los supermercados para hacer frente a la incrementada demanda es la de controlar el aforo de sus locales y no permitir el acceso al interior del mismo una vez superado el estipulado. En el Dia de la calle Useres, en Castelló, solo pueden comprar 20 personas a la vez y pide a sus clientes que no acudan a primera hora, y que lo hagan de manera escalonada durante el día, para garantizar que los alimentos de primera necesidad no falten y puedan ser debidamente repuestos.

Además, en el mencionado centro y la mayoría de supermercados de Castelló, todos los trabajadores realizan su jornada con mascarillas, algo a lo que también se ha sumado Consum. Mientras que en Mercadona solicitan que las compras sean ágiles para que todos puedan acceder al supermercado y los empleados supervisan el cumplimiento de las distancias marcadas por Sanidad con unas líneas pintadas en el suelo.

Asimismo, mientras dure la crisis, la cadena que preside Juan Roig no aceptará «en ningún caso y bajo ningún concepto» devoluciones para evitar contagios y distribuirá entre su personal las herramientas de protección para preservar su seguridad y reforzará las medidas de limpieza y desinfección.