Las buenas cifras del final de la temporada pasada tienen continuidad en el arranque de la nueva. La crisis sanitaria del coronavirus ha impulsado el consumo de cítricos en toda Europa y, cuando falta más de un mes para empezar la recolección, este efecto se nota con los tratos previos de venta en Castellón. Solo hay que consultar las cifras oficiales que muestra la Conselleria de Agricultura, y recuperar las de hace justo un año, para comprobar que hay actividad en más variedades y que la media de precios es más elevada.

El director general de la cooperativa Cocalni de les Alqueries, Pascual Beltrán, indica que a estas alturas de agosto «el precio es más elevado, y a esto ayuda la demanda de los consumidores por el coronavirus». Los datos del departamento autonómico revelan que los primeros acuerdos de clemenules, la estrella de la citricultura provincial, se ha llegado a cotizar a 36 céntimos por kilo. Un año antes no alcanzaba los 30. El secretario general de la Unió de Llauradors, Carles Peris, comenta que en estos momentos «es raro que los precios bajen de esos 30 céntimos, y esto es positivo para el productor. En años anteriores no había el mismo movimiento», señala.

Otras variedades sobre las que ya se han cerrado primeros tratos cuentan con una horquilla de precios que invita a la esperanza. La oronules se mueve entre 48 y 65 céntimos, la esbal entre 50 y 55, la arrufatina va de los 36 a los 50, o la clemenrubí está en unos 48. Fuentes del sector comentan que los responsables de la distribución comercial quieren tener garantías de disponer de producto en los supermercados y por ello han adelantado transacciones. Carles Peris habla de un «acopio de fruta para atender la demanda» tras el fuerte ritmo de compra desde el mes de marzo .

PRODUCCIÓN / Uno de los aspectos que marcará la diferencia respecto a la campaña anterior es la producción. Desde todas las vertientes del negocio aseveran que habrá un incremento. Algo lógico, teniendo en cuenta que la caída del año pasado estuvo en un 40%. Todavía no hay datos generales de los aforos de la Conselleria, pero el presidente de Nulexport, Vicente Vicent, afirma que en su compañía habrá «un incremento cercano del 30%». Francisco García Nebot, de Cofru, comentó semanas atrás que el ejercicio 2020-2021 «se moverá en líneas parecidas a la media de la última década, exceptuando los dos últimos años», puntualizó. La caída de fruta en la última temporada llegó como reacción a un 2018-2019 de gran sobreproducción que originó un descalabro en el precio, con protestas del sector incluidas. En cambio, el aumento de las ventas, tanto en España como en el mercado europeo, hará que en esta ocasión la subida de toneladas no altere las cotizaciones.

Aun así, los primeros datos se acogen con cautela, ya que el volumen negociado en agosto es una parte muy pequeña de todo lo que debe colocarse a partir de octubre, cuando la actividad empiece a estar a pleno rendimiento. Las mermas que puede causar la meteorología --en la provincia de Valencia ya han sufrido el efecto del granizo-- y las plagas serán otros elementos a tener en cuenta.

FRENO A ARGENTINA / La interrupción de las importaciones procedentes de Argentina por parte de la Unión Europea se acoge con buenos ojos. El secretario general de la Unió, Carles Peris, explica que la medida, motivada por el aumento de interceptaciones de partidas afectadas por plagas, «supondrá que no lleguen unas 30.000 toneladas al viejo continente», concreta. Lo que puede ser una oportunidad para comercializar producto de Castellón. Al veto, vigente hasta el 30 de abril, hace también referencia el presidente de Nulexport. «Es un hecho positivo», destaca Vicente Vicent.

Pese a ello, la Asociación Valenciana de Agricultores cree que la medida es un «paripé», al acusar a los dirigentes comunitarios de actuar cuando ya acaban su temporada.

DESTRÍOS POR 'COTONET' / Al miedo por un fenómeno meteorológico adverso se une en esta ocasión el efecto de la plaga del cotonet a los campos de Castellón. Desde el Comité de Gestión de Cítricos (CGC) aseguran que, tras la prohibición de los tratamientos fitosanitarios a base de clorpirifós y metilclorpirifós, la situación está «fuera de control» y provocará «importantísimos daños tanto en el campo, por la deformación del fruto que provoca, como en los centros de manipulación, donde los destríos de la próxima campaña se sabe que se dispararán».

Por el momento, una de las alternativas posibles es la lucha biológica, mediante parasitoides. «Los insectarios de la Generalitat (uno de ellos en Almassora) no están en condiciones de criar y multiplicar los enemigos naturales de esta plaga para proceder a su suelta masiva», añaden. De ahí, que el CGC ofrezca la colaboración de sus empresas asociadas para facilitar su producción y dispersión desde insectarios propios y reclame al Consell que, a la mayor brevedad, «subcontrate estas labores para disponer de un plan de lucha biológica efectivo en el 2021», concluyen desde la organización.