Las primeras liquidaciones de la campaña de clementinas en la provincia, que se han comenzado a cobrar en los últimos días, apenas cubren los gastos de producción citrícola, a pesar de que esta temporada (sobre todo para la clemenules) los precios han sido mejores que en años anteriores.

Lo constatan los responsables citrícolas de las dos principales organizaciones agrarias asentadas en la provincia. Las liquidaciones, que corresponden a “comercios privados que son casi cooperativas”, señala José Ramón Urbán, de la Unió, se mueven entre 22 y 24 céntimos de euro por kilo, unas cotizaciones que no alcanzan los costes de cultivo, fijados en la última de estas cifras. “Es un precio límite, pero al menos puedes aguantar las producciones y que no te cuesten dinero”, como ha sucedido en las últimas campañas, indica Urbán.

También su homólogo de Fepac, José Francisco Nebot, coincide con él en que las primeras liquidaciones se están pagando “un poco mejor que el año pasado”, pero resalta que estos precios, más altos, “no compensan la pérdida de kilos” que se ha producido en esta campaña, cifrada en torno al 25% respecto a la anterior, según todos los indicadores, debido al calor y a los problemas de floración.

las cooperativas // Se confirman de esta manera los temores del campo castellonense, que ya había alertado de que, a pesar de las mejores cotizaciones que se han registrado --debido precisamente a la caída en la producción-- el hecho de que los huertos ofreciesen un menor rendimiento que en años anteriores dificultaría a los citricultores la llegada al umbral de rentabilidad. Esto se puede ver empeorado en el caso de las cooperativas, que todavía no han comenzado a liquidar a sus socios, señala Urbán. Según sus previsiones, los primeros pagos estarán ligeramente por debajo de aquellos 22-24 céntimos por kilo, a expensas de nuevos abonos posteriores.

Sobre la posibilidad de lograr beneficios por el trabajo en el campo, Nebot, el responsable de cítricos de Fepac señala asimismo que está “muy ajustada” (y siempre asumiendo por parte del agricultor muchas tareas del campo), porque los gastos “siempre van en aumento”. Entre estos, destacan el coste de la energía necesaria para regar, el abono y los productos fitosanitarios. H