La huelga convocada por una docena de asociaciones de todo el territorio español, que en Castellón respaldaban cuatro entidades locales de agricultores y el Ayuntamiento de Nules, tuvo ayer escaso seguimiento en su primer día. Hoy se celebrará en València un acto a nivel autonómico con el que se pondrá fin a una protesta que ha servido para evidenciar la tensión que existe entre estas entidades minoritarias y el asociacionismo agrario tradicional, representado por la Unió y Fepac-Asaja. Esta ruptura se produce cuando el sector atraviesa una de sus peores crisis en décadas, con una creciente competencia exterior y unos precios que amenazan el futuro de los agricultores, en especial de los pequeños.

El acto más importante se convocó ayer a las puertas de la cooperativa Sant Josep de Burriana, donde un centenar de personas se concentraron de forma simbólica «en defensa de la citricultura valenciana». No obstante, explicó el director de la empresa y portavoz de la Plataforma en Defensa de la Dignitat del Llaurador, Juanvi Moros, lo hicieron al margen de la convocatoria oficial ante la división generada.

Otras cooperativas, como Sant Josep de Nules o la Católico Agraria de Vila-real, optaron por cerrar sus almacenes y paralizar la actividad agrícola, algo que también hizo alguna otra firma del sector. No obstante, el hecho de que la convocatoria se produjera cuando la campaña apenas ha arrancado también restó visibilidad a una protesta que secundaron los asociaciones locales de agricultores de Vila-real, la Vilavella, Moncofa y Nules, además del consistorio de esta localidad.

DURAS CRÍTICAS

Los convocantes fueron muy críticos con la Unió y Fepac-Asaja por no sumarse a la huelga pese a que según Adán Carrilero (de la asociación de Nules), les ofrecieron liderar la movilización. Por su parte, el secretario general de la Unió, Carles Peris, aseguró que no habían recibido invitación formal para participar y lamentó que estas asociaciones «minoritarias» quieran «hacer su propia campaña para sustituir a los sindicatos agrarios aprovechando la crisis del sector». La Plataforma per la Dignitat del Llaurador, al no haber consenso entre sus miembros, optó por no secundar el paro.