La provincia está cada vez más cercada por las plagas que a día de hoy más amenazan a la agricultura en el mundo. Tras la detección hace casi año y medio del vector del Greening (la enfermedad más mortífera de los cítricos) en Galicia y el susto que supuso la quema de un campo en Portugal por un falso positivo de la enfermedad después, ahora la bacteria que se cierne sobre el territorio provincial es la Xylella fastidiosa.

Y en dos vertientes. La más mortífera para el olivo, la subespecie fastidiosa, que surgió de la región italiana de Puglia, donde ha provocado la muerte de más de 8.000 hectáreas de olivo, ha sido detectada ya en el sur de Francia y en Córcega. Asimismo, otra subespecie, «que no afecta a los olivos, sino a la viña y al almendro», según el responsable de olivicultura de la Unió, Hilari Jaime, fue detectada al final del otoño en tres cerezos de Baleares.

Precisamente, esta detección ya alzó la alarma en la provincia, porque los árboles procedían de un vivero radicado en el Maestrat. Tras las 129 muestras tomadas en el vivero por los técnicos de la Conselleria de Agricultura, se declaró la zona libre de la enfermedad. Asimismo, también se examinaron «intensamente», según la Conselleria, sus trampas repartidas por la comarca castellonense, donde tampoco se capturaron vectores (insectos) que puedan transportar la bacteria.

Pero no es menos cierto que la evolución de las plagas, que afectan a los tres cultivos más importantes de Castellón, preocupa en el Gobierno regional. Tanto es así que en su reunión de esta semana, el consejo rector del IVIA ha marcado la prevención de plagas y enfermedades emergentes -especialmente la Xylella y el Greening- entre sus prioridades.