La que es una de las cunas de la industria cerámica provincial se encuentra en estado de abandono. Pero eso va a ser por poco tiempo. El Ayuntamiento de l’Alcora ya iniciado ya la compra de las parcelas que en su día ocupó la Real Fábrica Cerámica Conde de Aranda con el objetivo de, en un plazo de diez años, restaurarla, conservarla y rehabilitarla para nuevos usos. Tras adquirir, el pasado mes de octubre, una primera parcela de 440 metros cuadrados, el siguiente objetivo es la adquisición de un segundo terreno, para lo que ya se ha alcanzado un acuerdo de compraventa con los propietarios.

El objetivo del Ayuntamiento, según ha publicado Mediterráneo, es restaurar algunos elementos de la antigua Real Fábrica, como es el caso de los hornos y la propia fachada. Pero el proyecto no se queda únicamente ahí, por cuanto se pretende crear un entorno verde y un centro de interpretación que dé cuenta de la historia y la importancia de la industria cerámica en el municipio. «De lo que se trataría es de recuperar nuestra identidad y nuestras raíces como pueblo, aspectos vitales a los que venimos dando la espalda desde hace más de cien años. Y todo ello con la vista puesta en el horizonte del año 2027, fecha histórica de gran trascendencia para la villa de l’Alcora, pues se celebrarán 300 años de una industria irrepetible», defiende Joaquín Cabrera.

Pero, ¿qué puede hacer el Ayuntamiento una vez tenga en su poder los solares de la antigua fábrica? Para Joaquín Cabrera, las líneas maestras para la intervención sobre unas instalaciones que en 1910, tenían 10.459,47 metros cuadrados construidos, se basarían en recuperar la manzana entera. «Se podría utilizar como zona cultural y dedicando las infraestructuras recuperadas a la educación y las artes», explica.

TRES HORNOS EN BUEN ESTADO // Entre los elementos a recuperar destacan el edificio fundacional de 1727, la rehabilitación de los hornos árabes y su nave de acceso, reconstrucción de los leñeros, reconstrucción de las balsas de barros.... «De los cuatro hornos árabes iniciales, tres están en buen estado estado de conservación y se puede acceder a ellos. Fueron utilizados hasta la década de los sesenta para la fabricación de bizcocho por la empresa azulejos BIC», explica el experto.

Eladi Grangel, director del Museo de la Cerámica de l’Alcora cree que el proyecto debe constar de tres fases. «Una primera de emergencia, es decir, de apuntalar lo que queda. Una segunda fase consistiría en analizar lo que se puede recuperar o rehabilitar y una tercera es dar un uso dotacional a la antigua fábrica».