El president de la Generalitat, Ximo Puig, advirtió al Gobierno, en presencia del ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, de que la paciencia de los valencianos con la falta de financiación «tiene un límite» y exigió que se ponga fin al actual impasse político en Madrid. Lo hizo en su discurso con motivo de la celebración del 9 d’Octubre, día de una Comunitat que según el jefe del Consell debe casar «reivindicación» y «responsabilidad» a la hora de pedir al Estado nuevo reparto del dinero de las autonomías.

Puig evidenció en su intervención en el primer 9 d’Octubre de la segunda legislatura del Botànic que el Ejecutivo que conforman PSPV, Compromís y Unides Podem necesita dar un «nuevo impulso» a la Comunitat tras un primer mandato de «reparación», «reconstrucción» y «renacimiento». El máximo responsable del Consell fijó tres prioridades para los próximos cuatro años: ve clave avanzar en la «consolidación democrática», la «cohesión social» y el «crecimiento innovador, sostenible y comprometido con la emergencia climática».

No obstante, al menos las dos últimas cuestiones necesitan recursos. Es por ello que el president centró ayer su discurso en la reclamación de un nuevo sistema de financiación que no se negociará hasta que no haya un Gobierno en plenitud de condiciones en el Estado. Consciente de ello, el president exigió a todos los partidos que pongan fin a la «parálisis institucional» y que de la nueva cita con las urnas del 10-N salga un Ejecutivo «estable» y «un Parlamento que entienda la diversidad territorial y garantice la igualdad entre los españoles», para así lograr un nuevo reparto de los recursos que los valencianos llevan «años, demasiados años» reclamando.

EL PRIMER AÑO DE LEGISLATURA

Ábalos, que representó al Gobierno en funciones en el acto institucional celebrado en València, tomó nota del discurso del president y en la atención a los medios aseguró que el proceso de reforma «debe iniciarse el primer año de legislatura». Es el matiz que añadió el titular de Fomento a las palabras del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que hace apenas una semana apostaba por tener listo el nuevo sistema a lo largo del próximo mandato, sin más concreciones.

MENSAJE AL PP POR EL ‘DUMPING’

Si el límite de la paciencia fue un mensaje dirigido al Gobierno en funciones, Puig también lanzó un dardo al presidente del PP, Pablo Casado, que acudió a la festividad valenciana. Así, el jefe del Consell calificó de «intolerable» que algunas comunidades autónomas apliquen un «dumping fiscal» que, añadió, «posibilita en la práctica la aparición de paraísos fiscales dentro de nuestro Estado». Sin nombrarla directamente, Puig se refería a las promesas de rebajas de impuestos realizadas durante los últimos meses por parte de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Casado, que se comprometió a aprobar un nuevo modelo de financiación si es presidente tras el 10-N, se dio por aludido y criticó las palabras de Puig, al que animó a «bajar los impuestos en la Comunitat Valenciana». También le afeó al presidente que calificara de «insolidaria y antipatriótica» la actitud de las comunidades autónomas del Partido Popular que han apostado por las rebajas fiscales, y aseveró que «es totalmente lo contrario».

A las críticas también se sumó la presidenta de los populares valencianos, Isabel Bonig, que lamentó que el jefe del Consell «no haya reivindicado» el cambio de modelo de financiación y le recordó que «ser reivindicativos no significa ser leales». El discurso del president tampoco gustó al síndic de Ciudadanos en Les Corts, Toni Cantó, que lamentó el tono «triunfalista» de Puig. La portavoz de Vox, Ana Vega, tildó el acto institucional del 9 d’Octubre de «aquelarre marxista».

Por su parte, Compromís y Unides Podem, socios del PSPV en el Botànic, aplaudieron el discurso de un Puig que para Fran Ferri (Compromís) acertó al definir la Comunitat como una «tierra diversa». Ferran Martínez (Podem) destacó la apelación del jefe del Consell a la convivencia pero le pidió incidir en la agenda social.