Ximo Puig es oficialmente desde ayer, jueves, el president de la Generalitat valenciana, desde ahora y para los próximos cuatro años, con un segundo mandato en el que las ataduras serán menos, pese a que el Botànic 2os es, en esta ocasión, un pacto a tres bandas, que incluye a Unidas Podem en el Consell, y no solo a Compromís, como en la primera legislatura.

Elegido por mayoría absoluta con los votos de sus socios, tras el debate en Les Corts, el mayor respaldo obtenido en las urnas el 28 de abril le ha aportado también la mayor fuerza negociadora para dibujar los equilibrios de poder entre los partidos que formarán parte del Consell, hasta lograr mantener su posición, prácticamente desde el principio hasta el final, y hacer que el duro y largo proceso, cerrado in extremis, minutos antes del comienzo del pleno de investidura, quedase como una disputa entre los nacionalistas y los morados, en la que los primeros han acabado por ser quienes han cedido competencias a los segundos, pero también a los socialistas.

crece el poder // Tras la sesión que confirmó al morellano como quien liderará el Consell en la legislatura que arranca, histórica porque es la primera vez que se completa en dos jornadas distintas --miércoles y jueves, con viaje fugaz a Alicante para escenificar el Botànic 2os--, Les Corts volverán a abrir el domingo para un plenario en el que Ximo Puig tomará posesión como president.

Ese mismo día podrían conocerse ya los nombres de un nuevo Consell en el que los socialistas han ganado una conselleria (seis de las doce, incluida la presidencia), mientras que Compromís tendrá una menos y el nuevo socio, Unidas Podem Esquerra Unida, se lleva dos, incluida la vicepresidencia verde, que araña competencias a la coalición nacionalista de Mónica Oltra.

De poco le servirá en la práctica a esta última las continuas alusiones durante el debate de investidura de Puig a la lealtad propia, con la clara intención de afear la que ha echado de menos en los socialistas, después de haber tenido que ajustar la representación obtenida en el nuevo Ejecutivo autonómico al menor apoyo recibido por parte de los electores en las autonómicas del 28-A.

las personas // El president aseguró en una respuesta a la popular Isabel Bonig que solo es «rehén de los valencianos, de nadie más», reafirmación que podría servir para otros escenarios.

Ximo Puig cerró sus intervenciones en el debate con el compromiso de abordar una «profunda transformación» de la Comunitat, en línea con el proyecto de progreso que presentó en miércoles en Les Corts, orientado hacia el crecimiento económico y la creación de empleo, siempre con el eje en las personas, con mejoras en sanidad y servicios sociales, sin perder de vista objetivos troncales como la igualdad o el diálogo social, incorporando, además, la lucha contra la violencia machista y para frenar la desploblación. Ahí están los retos para los que, desde una posición de mayor fuerza que en la primera legislatura dentro de su propio gobierno, precisará que el Ejecutivo amigo que pide para España resuelva pronto y de una vez por todas la aplicación de un nuevo sistema de financiación para la Comunitat Valenciana.

Son cuatro años durante los que, en paralelo, deberá ejecutarse el contenido del Botànic 2os, así como resolver cuestiones aplazadas para facilitar el acuerdo como es el caso de la polémica tasa turística. Ahí entrarán en juego elementos que podrán tensionar a un Consell a tres bandas, del que todavía no se conoce la letra pequeña del encaje del segundo y tercer escalón y como podrá influir para mantener la estabilidad obtenida hasta ahora.