El líder del PSPV y president de la Generalitat, Ximo Puig, fue ayer uno de los 17 dimisionarios que dejaron la ejecutiva del PSOE para forzar la salida de Pedro Sánchez. Por si quedaba alguna duda, enseñó después la puerta al secretario general federal al dejarle claro que «si la mayoría de la ejecutiva no estuviese conmigo, me iría».

Quien sí se mantuvo del lado de Ferraz fue la consellera de Sanidad Carmen Montón, quien compareció en el acto público en el que Puig explicó su decisión, pero no quiso hacer lo propio, tras desmarcarse de nuevo de las posiciones del líder del Consell.

Este último, ante la pregunta de cómo puede afectar este reflejo de la fractura del PSOE en el seno del Gobierno valenciano, respondió a Mediterráneo que «no quiero contaminar mi gobierno con otros temas». Puntualizó que «mi dimisión es una decisión personal», y concluyó en este sentido que «lo más importante es blindar el Gobierno valenciano de las cuestiones de partido».

En todo caso, recordó que «de facto, ya había dimitido de la ejecutiva» de su partido, tras haberse «sentido desautorizado» por Pedro Sánchez, cuando planteó sin éxito un acuerdo con Compromís y Podemos para acudir juntos al Senado en los últimos comicios generales.

Ximo Puig aboga ahora por «encontrar nuevos espacios de sosiego en pro de la gobernabilidad de España». Sobre las opciones que tiene en este momento un PSOE hundido en la confrontación en un contexto de bloqueo en España, el president señaló que, a su juicio, solo hay dos opciones para los socialistas: facilitar un ejecutivo táctico del PP a cambio de cesiones, sobre todo, en materia social; o bien ir a las terceras elecciones, descartando de pleno que un pacto con las fuerzas del cambio sea ya posible.

sin falacias // Concluyó que «lo que no se puede es generar falacias, porque Pablo Iglesias ha dicho claramente que no ve posible un gobierno alternativo y Albert Rivera también ha dicho que jamás gobernará con Podemos».

Mientras, en la provincia de Castellón, las posiciones de distintos cargos socialistas, quienes siguieron con atención los acontecimientos de Madrid, reflejaron, una vez más, la innegable y grave fractura que vive en este momento el PSOE.

Del lado de Ximo Puig y enfrente de Sánchez, se sitúan, entre otros, el director territorial de Presidencia del Consell en Castellón, Adolf Sanmartín; así como el alcalde de Vila-real y portavoz socialista en la Diputación, José Benlloch, quien está próximo también a las tesis de la andaluza Susana Díaz. Benlloch aprobó las dimisiones, y fue muy duro con Sánchez, al que criticó por «utilizar a los militantes», y añadió que «estoy absolutamente de acuerdo con Ximo Puig».

Situados claramente con el secretario federal están, por su parte, el secretario comarcal de la Plana Baixa, Juan Miguel Salvador; la exdiputada y miembro del Comité Federal, Susana Ros --recordó ayer que «no hay nada más democrático que el hecho de que la militancia decida el futuro de este partido»--, y la alcaldesa de Castellón y presidenta de la agrupación local del PSPV, Amparo Marco, quien confirmó por la tarde su respaldo sin fisuras a las decisiones adoptadas por Sánchez tras las dimisiones.

En cuanto a la consellera castellonense Mª José Salvador y el secretario provincial socialista, Francesc Colomer, que partían de posiciones cercanas a Sánchez, se han visto descolocados por el anuncio de primarias y congreso, cuando la prioridad es la gobernabilidad de España (Colomer insistió en la urgencia de desbloquear la situación). Más información en págs. 46 a 48. H