Como ya ocurriera el miércoles, este jueves Cataluña volvió a centrar el debate en la sesión de control de Les Corts. La oposición, especialmente el Partido Popular y Ciudadanos, trataron de aprovechar la situación de tensión que se vive en la comunidad vecina tras la sentencia del procés para atacar al Consell en un clima preelectoral evidente. El president Puig exigió a los partidos del bloque de derechas que no intenten «trasladar» a la Comunitat «los problemas y el conflicto de otras autonomías».

La primera en intervenir fue la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, que pidió la dimisión del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, al que acusó de estar «de parranda» mientras la policía «se jugaba la vida» en Cataluña. La popular también criticó las subvenciones a entidades «separatistas» y puso como ejemplo de ello a Acció Cultural del País Valencià mientras sostenía una imagen del presidente de la misma, Eliseu Climent. «¿Qué hacía el miércoles en el Palau de la Generalitat de Cataluña?», preguntó la popular.

El jefe del Consell, Ximo Puig, replicó manifestando su solidaridad «con el pueblo de Cataluña» y afirmó que las leyes y las sentencias «deben cumplirse» en un Estado de derecho. Además, instó a «recuperar el diálogo dentro de la legalidad», pero aseguró que cualquier intento de «importar conflictos ajenos a la realidad valenciana tendrá nuestro rechazo». «Defenderé siempre la lucha por la libertad y contra la violencia, como he hecho toda mi vida. Aquí nosotros nunca vamos a encender ni el fanatismo ni ningún nacionalismo excluyente, ni unos ni otros, ni unos ni otros, ningún nacionalismo», afirmó.

CANTÓ Y EL MODELO CATALÁN

Por su parte, Cantó y Puig se enzarzaron en un rifirrafe cuando el primero preguntó al president si «le parece que Cataluña sea el modelo a seguir». El dirigente socialista respondió que la Comunitat es una sociedad «tolerante, solidaria, abierta e inclusiva», por lo que rechazó que sean realidades homologables. No obstante, el síndic de la formación naranja no se dio por vencido y acusó al Consell de imitar la Agenda 2000 de Jordi Pujol. Realizando un paralelismo con la Comunitat, acusó al ejecutivo autonómico degenerar «un nuevo concepto de nación, el País Valencià o los Països Catalans» o recurrir al «Madrid nos roba» en este caso con la financiación, además de criticar «la imposición de la lengua en la escuela y la televisión pública».

Puig exigió a Cantó que «deje de dibujar un paisaje que no tiene absolutamente nada que ver con esta comunidad» y le reprochó que se haya convertido en «un divulgador permanente de fake news» y su «obsesión enfermiza con Cataluña». «¿Cuál es la agenda oculta que usted dice?», le preguntó. «Parece que se sentiría más cómodo representando a Cs de Cataluña, pero aquí no existe ese problema que usted denuncia», agregó.

El síndic de Vox, José María Llanos, incidió en las ayudas a entidades catalanistas y acusó a Puig de apoyar «a esos que se están manifestando en la Comunitat Valenciana defendiendo a los violentos que están actuando en Cataluña». El jefe del Consell respondió que en la región «no se persigue a nadie ni por sus ideas ni por ningún tipo de imposición ideológica».