El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, hizo un llamamiento a los partidos «progresistas y no progresistas, pero sí democráticos» a «combatir juntos» a aquellos partidos que cuestionen las medidas de lucha contra el terrorismo machista. En este sentido, anunció que la semana próxima propondrá a las formaciones políticas con representación en Les Corts «redoblar los esfuerzos» y dar un nuevo empuje a la aplicación del Pacte Valencià contra la Violència de Gènere.

Así lo manifestó este jueves el president durante el brindis de año nuevo con los periodistas de Castellón, un acto en el que calificó de «execrable» la violación que sufrió una menor en Burriana cuando volvía a su casa tras acudir a la fiesta de Nochevieja. La apuesta de Puig por «dar nuevos pasos en la igualdad entre hombre y mujer» también coincide en el tiempo con la amenaza de Vox de romper el acuerdo de investidura en Andalucía con PP y Ciudadanos si no se retiran las medidas que ese pacto incluye para luchar contra la violencia machista.

En este sentido, y tras referirse a esta cuestión como «el problema más importante que tienen la Comunitat y España», el jefe del Consell instó a las formaciones políticas a «no dar cobertura» a quienes pongan en cuestión la necesidad de avanzar en la consecución de sociedades más iguales y, en todo caso, manifestó que quienes lo hagan «tendrán que asumir sus responsabilidades».

EL ASCENSO DE VOX

Preguntado por una hipotética irrupción de Vox en la Comunitat, Puig negó que el ascenso de este partido en Andalucía, al que definió como «nuevo, pero con ideas muy viejas», tenga «nada que ver» con una realidad valenciana en la que los tres años y medio de Pacte del Botànic «han permitido superar el paradigma de la corrupción». Eso sí, reconoció que el escenario político es «muy volátil».

El dirigente también se refirió a la despoblación y dijo que el 2019 debe ser el año en el que la administración ponga en marcha acciones para «mejorar la cohesión» entre el litoral y el interior.

ANUNCIA MÁS APOYO AL AZULEJO Y LOS CÍTRICOS

En el plano económico, quedó claro que la desaceleración que los principales sectores ya han notado en los últimos meses del 2018 obligará a la Generalitat -y a todas las administraciones- a tomar cartas en el asunto en el año que recién comienza.

En concreto, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, se refirió al azulejo para anunciar que el Consell y la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (Ascer) presentarán antes de la próxima feria de Cevisama, que comienza en Valencia el 28 de enero, una nueva plataforma de «cogestión» para abordar de forma conjunta algunos de los retos que tienen las empresas.

En concreto, Puig se refirió a la investigación antidumping que abrieron a finales del ejercicio anterior los países del Golfo Pérsico y que ha provocado una caída de las ventas en unos mercados muy importantes; a la promoción de la cerámica con respecto a otros materiales y a la formación.

En este último aspecto, no es nuevo que la patronal Ascer exige a los poderes públicos agilidad para «identificar rápidamente los nuevos puestos y competencias laborales», una reducción de «la distancia entre la oferta de la formación reglada y la demanda de los sectores industriales» y, en definitiva, el establecimiento de «un modelo educacional competitivo a nivel internacional» para los jóvenes castellonenses.

Otro de los sectores a los que hizo especial mención el president fue el citrícola. Al respecto, manifestó que la actual campaña es «mala», aunque aseguró que existe un «problema estructural» que cree necesario tratar «con sus máximos protagonistas». En este sentido, recordó que la semana pasada se reunió con las organizaciones representadas en Intercitrus para buscar soluciones.

Entre los aspectos que se deben abordar en el medio plazo destacan los precios. Puig aseguró no entender «la disparidad entre los precios que reciben los agricultores y el valor por el que se acaba comprando la fruta». Tal y como publicó Mediterráneo hace apenas una semana, la naranja llega a multiplicar por 20 su precio en los mercados europeos en comparación con lo que percibe el agricultor.