Parafraseando a las palabras de Jesús en el Evangelio, "¡que los niños se acerquen a mi!", la Real Cofradía de la Mare de Déu del Lledó posibilitó que la grey infantil estuviera cerca, muy cerca, de la patrona con una primera procesión protagonizada por gente menuda.

Centenares de pequeños imitaron a los mayores, que celebran el primer domingo de mayo el pasacalle litúrgico en el día grande de la Lledonera, con un cortejo que contó con todos los elementos posibles de solemne desfile procesional: enramada, escolanets, imagen de la virgen, palio de respeto, grupo de danzas..., y que recorrió los alrededores de la basílica.

Al término de la Eucaristía de las 12.00 horas, -y en la que el prior de la congregación mariana, Roberto Pérez de Heredia, animó a los niños a «que busquen a la virgen», cuando, además, «es la festividad litúrgica de la Santísima Trinidad»-, y con los nervios e inquietud emocionada de los infantes, el icono que refleja la devoción y el fervor en clave Castellón, la Reina y Señora de la Plana, salía triunfante del templo basilical bajo una colorista lluvia de pétalos de rosas lanzadas desde la casa prioral.

Era un prólogo inmaculado de lo que iban a ser momentos de intensidad religiosa para los niños participantes. Con la mirada puesta a un cielo nublado y denso, que amenazaba tormenta .

Con hojas de naranjo

Así, con un póney que arrastraba el carro con la enramada para tapizar de hojas de naranjo el suelo, fue peregrinando la peana con la Lledonera, --una reproducción de la llamada imagen de los Procuradores de 1790, y que se guarda en el camarín de la basílica--, portada por entusiastas niños que querían mostrar su lado más mariano.

La pequeña figura, precedida por escolanets, y con el ritmo de la danza de els arets, a cargo de La Nova Escola, era llevada en volandas por los niños en un recorrido con globos blancos de pureza, con criaturas que llevaban colgada su medalla de cofrade. Detrás, el palio de respeto como símbolo de majestad y triunfo.