A las puertas de las elecciones municipales, y a sabiendas de que en este mandato es ya imposible activar cualquier proyecto para dar salida al antiguo asilo, cada partido con representación en el Ayuntamiento de Castellón proyecta un uso diferente para el edificio, que costó 16,8 millones de euros a las arcas municipales y que está en desuso desde 2008.

En el seno del equipo de gobierno, PSPV y Compromís trazan dos planes distintos. La alcaldesa, Amparo Marco, idea un centro de innovación educativa y tecnológica para convertir este magno edificio, tras una reforma integral, en un referente en el uso de las nuevas tecnologías, y apuesta por una biblioteca digital o un centro de estudios.

Para el vicealcalde y portavoz de Compromís, Ignasi Garcia, el antiguo asilo «es el lugar ideal para el Museu de la Ciutat, del que carece Castellón». «Hay espacio para el almacenaje de patrimonio, ya que si no lo tenemos cuidado se acaba distrayendo, como pasaba con el PP; y también para tener una exposición decente que ponga en valor la historia y sea, a la vez, un foco de atracción turística y de difusión del conocimiento», detalló Garcia.

El tercer socio del Pacte del Grau, Castelló en Moviment, defiende «la participación ciudadana para decidir cuál sería el uso más idóneo, siendo coherentes con las posibilidades y solicitando previamente un estudio de su estado», según explicó la concejala de la formación Anna Peñalver.

Desde la otra bancada, hay más proyectos. La portavoz del PP, Begoña Carrasco, destinaría el antiguo asilo a dependencias municipales, entre ellas una nueva biblioteca -Carrasco ya se comprometió a mejorar la de Rafalafena- y una zona verde para el uso y disfrute de la ciudadanía.

Ciudadanos está entre dos iniciativas. Uno pasaría por convertir el antiguo asilo en una residencia para mayores y un centro de días; y otro por transformarlo en un edificio polivalente de cultura, con una biblioteca.

Viabilidad económica

En lo que coinciden los cinco grupos es que todos los proyectos están supeditados a la viabilidad económica, que no será fácil de conseguir ya que a priori se cifra en unos 700.000 euros la demolición y en 50 millones la reforma.