Apenas iniciado su segundo mandato como president de la Generalitat, Ximo Puig (Morella, 1959) analiza tanto el arranque de una legislatura que se presenta complicada como dos grandes retos de futuro: consolidar el cambio y reforzar el autogobierno. Con el objetivo de preservar esa etapa, el jefe del Consell dice tener muy claro que la receta pasa por anteponer siempre el interés general al de los partidos del gobierno.

--Hace cuatro años llegó al Palau como president de la Generalitat asegurando que cumplía su sueño en la política. Ahora lleva seis meses de su segundo mandato...

--Yo entré en política por la ambición del autogobierno y lo que más me ilusionaba era la presidencia de la Generalitat. Nunca soñé que lo sería. Pero ahora, además, tenemos un segundo mandato en el que podemos cristalizar y consolidar algunas de las políticas que iniciamos en la anterior legislatura. Hay que seguir avanzando. La derecha decía que, si gobernábamos, todo iría a peor. Al contrario: vamos a mejor.

--Pero lo cierto es que este ‘Botànic II’ está siendo mucho más duro y complicado que el primero...

--No es que sea más complicado... Los partidos que formamos el gobierno siempre hemos actuado desde la responsabilidad y con el interés general por delante. Y creo que debe seguir siendo así. Pero no íbamos a ser ajenos a las tensiones de los gobiernos de coalición que, por cierto, también se dan en los de mayoría absoluta. En el último del PP había una parte que no se hablaba con la otra. Dicho esto: ¿Por qué se producen esas tensiones? Pues porque todo el mundo ambiciona poner en marcha más proyectos que, una vez sobre la mesa, hay que adecuar.

--¿Ustedes y Compromís se siguen endosando las facturas pendientes de un adelanto electoral sin pactar entre los socios?

--Espero que no. Con el paso del tiempo, cuando se vea todo con perspectiva, se entenderá. Era una decisión que solo podía tomar yo como presidente. Y preservar esta etapa era mucho más importante que el interés de partido.

--¿Hay gente del PSPV y de Compromís dedicada a torpedear los puentes entre los dos partidos?

--Siempre hay intereses diversos, pero no considero que estemos en la antesala de una crisis en profundidad de este gobierno.

--¿Y su relación con Mónica Oltra es mucho peor ahora?

--Es positiva. Siempre lo ha sido...

No tienen el mismo ‘feeling’ personal del primer ‘Botànic’...

--Cualquier relación personal tiene altos y bajos. Valles y montañas. Pero siempre hemos tenido confianza, diálogo y lealtad. Somos conscientes que el proyecto va más allá de las personas.

--¿Cree que Oltra ha actuado correctamente en el caso de la condena por abusos a un cuidador, que es su exmarido? ¿Por qué rechazan que vaya a Les Corts?

--Se ha rechazado una comparecencia determinada pero eso no quiere decir que ni ella ni yo vayamos a responder a preguntas. Primero: vamos a dar todas las explicaciones. Y segundo: tengo la confianza absoluta de que la Conselleria ha actuado conforme a los protocolos. Si la entidad que prestaba el servicio no ha actuado correctamente, se tendrá que atener a las consecuencias. A mí lo que me preocupa es lo mismo que a todo el gobierno. Que los niños tutelados por la Generalitat tengan las mejores condiciones. Y eso es lo prioritario.

--Ha presumido de que el ‘Botànic’ ha presentado y aprobado sus presupuestos hasta ahora en tiempo y forma. ¿Por qué el que está actualmente en tramitación en Les Corts es el más duro?

--No lo crea. Era un presupuesto muy complicado sin un gobierno estable en Madrid. Esa incertidumbre en España afecta. Falta de interlocución a la hora de calcular los ingresos o de negociar el nuevo sistema de financiación autonómica. Pero lo relevante es que ha habido un ejercicio de responsabilidad y que la estabilidad ha permitido aprobar todos los presupuestos tanto en clave de mejora económica como de avance en política social. Y eso es compatible y progresista.

--Pero ha habido diferencias dentro del Consell en Les Corts, por ejemplo, con la bonificación a las empresas familiares, una de sus promesas electorales estrella; o con la negativa de Podemos a contratar policías interinos...

--Siempre las ha habido. Lo que pasa es que ya no nos acordamos. Ahora el trámite parlamentario es más fácil. Los tres socios estamos en el Consell. Alguna disfunción habrá. Pero lo único que no es lógico son enmiendas unilaterales. Lo de los policías interinos es sencillo. El Tribunal Constitucional lo permite y nosotros sólo queremos regularlo.

--Y sobre la bonificación a empresas familiares que usted prometió, ¿se siente traicionado por la negativa de sus socios?

--Lo anuncié y lo voy a continuar defendiendo. Con la deslealtad del dumping fiscal del gobierno regional de Madrid contra el resto de autonomías, no podemos mermar la capacidad de competir de nuestras empresas. No es tanto el coste económico. Es una actitud. Con la propuesta aprobada hay un avance en el camino correcto. Pero no se ha llegado al nivel que yo quiero. Mientras existan estas reglas del juego, yo no estoy dispuesto a que las empresas valencianas tengan, encima, más dificultades añadidas.

--En su primer mandato usted se marcó como objetivos un ‘renaixement valencià’ y levantar la hipoteca reputacional. ¿Cuáles son las líneas del ‘Botànic II’?

--Hicimos una labor de suturar heridas, atajar urgencias sociales y levantar la hipoteca reputacional. Cuando fui a Bruselas por primera vez teníamos más de una decena de expedientes abiertos. Y ahora, por ejemplo, ya nos vuelven a conceder financiación para inversiones. Éramos los únicos, junto a Grecia, condenados por falsificar el déficit. Además, la Comunitat era tóxica en España pero le hemos dado la vuelta. Y una segunda parte del relato de esta legislatura es profundizar en el autogobierno. Hay que reforzarlo con una financiación justa para mejorar la vida de las personas.

--Nos encaminamos a un periodo de contracción económica. ¿Cómo lo piensan abordar?

--La Comunitat Valenciana sigue creciendo por encima de la media de España cuando en condiciones de desaceleración en Europa se destruía empleo. Y no es solo por el gobierno sino también por la actividad empresarial. La inversión extranjera, por ejemplo, ha subido un 115%. Nuestra misión es generar un entorno favorable. Unas 600 empresas catalanas, entre ellas los grandes bancos, han venido a esta región por la estabilidad y la seguridad jurídica. Y vamos a poner en marcha el Plan Agiliza con la patronal valenciana, que es un aliado muy potente junto a los sindicatos, para que las inversiones se puedan poner en marcha con más rapidez y con muchas menos trabas.

--Ahora que cita usted a los sectores económicos. ¿Puede garantizar que en esta legislatura no se aprobará la tasa turística?

--Hay que combatir, antes que nada, el fraude y la economía sumergida. Tenemos que hacer un análisis profundo sobre la fiscalidad verde para combatir el cambio climático. Y, además, el debate de la financiación debe incluir una visión general sobre el conjunto de la fiscalidad.

--¿La salida podría ser una tasa turística sobre la que decidiera cada uno de los municipios?

--Todo se puede debatir. Pero no sin diálogo ni consenso. Lo que no se puede hacer es una fiscalidad a golpe de ocurrencia. Debe ser global y con un principio siempre claro: paga más aquel que puede aportar más.

¿Cómo nos va a afectar el ya seguro ‘brexit’ tras las elecciones de esta semana en Reino Unido?

--Nos afectará seguro. Somos el territorio más pendiente de ese impacto. Vamos a dar seguridad a los británicos asentados aquí. Y espero que en el pacto haya las menos trabas posibles para los tres millones que nos visitan al año y que nuestras exportaciones -unos 2.500 millones- no se resientan.

--Dijo el 9 d’Octubre que se le estaba agotando la paciencia con el bloqueo de la financiación autonómica. ¿Ya se le ha agotado?

--No solo a mi. A todos los valencianos. En la legislatura pasada conseguimos dos retos. La unidad interna de la reivindicación entre agentes sociales, económicos y políticos para exigir la financiación como garantía del estado del bienestar y del modelo de crecimiento. Y visibilizar el problema valenciano. Hasta el punto que, en su última visita, la ministra Montero se posicionó claramente con nuestra postura.

--Pero el problema no se resolvió con Mariano Rajoy ni tampoco en el mandato de Pedro Sánchez...

--Pero hay que ser justos. El PP tuvo una mayoría absoluta al principio para poder iniciar ese camino como acordamos en la Conferencia de Presidentes. Pero luego Rajoy y Montoro lo metieron en el congelador. Pedro Sánchez salió de una moción de censura con una mayoría muy precaria. A mi me gusta ver la botella medio llena. Hemos logrado situar nuestro problema en la agenda. Y eso es una realidad. Todo el mundo lo reconoce hasta el punto de aceptarnos, ya en cinco ocasiones con este año, los 1.325 millones anuales que ponemos en nuestros presupuestos como reivindicación.

--¿Hasta cuándo podemos aguantar sin ese nuevo modelo?

--Es preciso un acuerdo político con un modelo basado en el volumen de población. A partir de ahí, puede haber algún hecho diferencial de insularidad, despoblación... Como tiene que haber una compensación al resto de las comunidades por el efecto capitalidad del que se beneficia Madrid con la atracción de una gran inversión económica. Es una desigualdad en origen.

--¿Puede garantizar que su hermano no ha tenido trato de favor en las ayudas del Consell para la promoción del valenciano?

--Estoy convencido. Confío en los que tomaron esas decisiones. Y dicho esto: mis hermanos no tienen empresas. Trabajan en empresas. Si en el transcurso de cualquier procedimiento, se ve que esas ayudas no están suficientemente justificadas, esas sociedades tendrán que asumir su responsabilidad. Pero yo no he intervenido nunca ni por activa ni por pasiva. La derecha está en contra de ayudar al valenciano. Lo sabemos. Yo estoy abierto a hablar de cómo se repartían esas ayudas, la publicidad o las licencias de televisión. De cómo lo hacía el PP y ahora.

--¿Será candidato de nuevo a la secretaría general del PSPV?

--No sabemos aún cuándo será el congreso. Cuando llegue el momento, lo evaluaré. Pero lo que sí es cierto es que las bicefalías en el PSPV no han funcionado nunca.

--¿Y buscará un tercer mandato para 2023 en la Generalitat?

--Ni me lo planteo. El reto de 2023 es la gestión de esta legislatura.

--¿Por qué una reforma federal de la Constitución es la solución a la crisis territorial en España?

--No es una solución cerrada. Lo que vengo diciendo es que la fórmula federal de corresponsabilidad entre el Gobierno y las autonomías es una solución bastante razonable para un Estado compuesto como es España. ¿Qué es lo que tenemos que superar? Las asimetrías que existen y que favorecen las desigualdades.

--¿Pero cuál es la diferencia con el modelo de descentralización que ya tenemos ahora en España?

--Un espacio federal final que debe generar una igualdad de los derechos y los servicios. La diferencia fundamental es que se puedan generar más espacios de solidaridad y de cooperación territorial. ¿Es válida la Constitución de 1978? Claro que sí. Pero hay que reformarla, junto al modelo territorial, para atender otras cuestiones como la igualdad entre hombres y mujeres, blindar las pensiones... No se puede hacer de forma unilateral. Hay que buscar acuerdos. Pero para eso es preciso tener una mentalidad de pacto. Hay dirigentes del PP, como por ejemplo José Manuel García Margallo, que en algún momento han tenido en cuenta esa mirada federal.

--Pero una reforma de la Constitución es muy complicada. Y los problemas están aquí y ahora...

--Es que antes se pueden hacer cosas. Creo que hay que abrir una vía de actualización inmediata de la estructura autonómica para sacarle el máximo partido. ¿Cómo? Con la reforma del Senado. La Constitución dice que debe ser una cámara territorial. Y no lo es. Con voluntad política, se puede hacer ya. Ejemplo: un calendario para celebrar la Conferencia de presidentes autonómicos en el Senado cada seis meses al margen de que el gobierno de turno decida o no convocarla. Con un orden del día, una dinámica propia de trabajo, unas conclusiones...

--¿Por qué cree que la negociación y el acuerdo con Esquerra Republicana de Catalunya debe ir más allá de la investidura?

--Dos cosas. Necesitamos un gobierno con una cierta estabilidad. Ya entiendo que va a ser complicado. Pero hay que aprobar leyes, presupuestos... Y es necesario sumar más votos. A mi me gustaría, por eso, un pacto más sólido con ERC. Y, por otra parte, también creo que una vez formulado este gobierno progresista, se deben ofrecer acuerdos a la derecha democrática -en referencia al PP y Cs- para los grandes acuerdos.

--¿Batalla ideológica o cordón sanitario para frenar a la ultraderecha tras el 10-N?

--Hay que desmontar las mentiras de un discurso político falso y combatir las ideas del rencor que proponen. Quieren cargarse las autonomías y con ello el Estado del Bienestar. Gracias a los inmigrantes, el país ha avanzado. Y no es cierto que las denuncias por violencia de género son falsas. En Europa, los que defienden todo eso son tóxicos. Aquí la derecha los considera necesarios para su proyecto político.