Poco a poco la seminormalidad va instalándose en el corazón de la capital de la provincia. Allí, Enrique Sanahuja y su esposa regentan uno de los puntos de venta de prensa escrita más veteranos de la ciudad, en una localización estratégica como es la transitada plaza María Agustina.

El quiosco 1X2 ha aguantado los peores embates de la crisis del coronavirus, durante el duro confinamiento que dejó sin movimiento comercial a la capital. «Han sido días complicados; apenas había clientes. En nuestro caso, la suspensión de las apuestas del estado ha sido un agravante más, porque es una de las parcelas que más trabajamos y que atrae un mayor número de personas, sean clientes habituales o no. Pero hemos podido aguantar como hemos podido», señala con cierta resignación Enrique.

Como el resto de colegas del sector, el responsable del quiosco 1X2 ha tenido que hacer ciertas variaciones en el funcionamiento del establecimiento, principalmente para salvaguardar las garantías sanitarias tanto para él y su esposa como para la clientela. «La gente ha demostrado mucho civismo y nunca nos hemos encontrado problemas a la hora de que respeten la distancia y el aforo dentro del local», señala Enrique, que escrupulosamente ha ido cumpliendo con todos los consejos y normativas trasladados por el Gobierno y la Generalitat en materia de prevención. «Mascarillas, guantes, gel desinfectante, limpieza exhaustiva de aquellos puntos más susceptibles de ser manipulados...», enumera.

En ningún momento se les pasó por la cabeza a los responsables del establecimiento de la plaza María Agustina bajar la persiana esperando tiempos mejores para reanudar la actividad comercial. «Teníamos claro que en estos momentos tan complicados a la gente le venía muy bien que siguiéramos desempeñando nuestra labor», sobre todo la de facilitar a los ciudadanos una información de proximidad indispensable durante la pandemia.

La solidaridad

Enrique ha cumplido su función de garante de un bien de «primera necesidad» como la prensa escrita y que se destacaba en el real decreto de estado de alarma y sus prórrogas. Desde el quiosco 1X2 no olvidaron en esos momentos a muchos de sus clientes más fieles y cercanos. «Muchos no podían salir de casa por prevención, ya que se trata de personas mayores que debían respetar al máximo el confinamiento. Nosotros nos encargamos de pasar cada mañana por sus casas para dejarles el periódico en la puerta», explica Enrique. Un gesto de solidaridad que quedará como una de las pocas cosas positivas de la crisis.