El título del galardón suena a equívoco porque, evidentemente, un humorista gráfico, por muchos chistes que haga, nunca llegará a cobrar como un notario, aunque triste, prosaico y de mal gusto es centrar la cuestión en el ámbito pecuniario. Eso sí, y con todos los respetos para los profesionales de las notarías, ser humorista es más divertido. Por lo menos, hace reír a más gente.

Enric Arenós, Quique, veterano humorista gráfico de Mediterráneo, ha sido distinguido con el título de Notari de l’humor 2018, uno de los galardones más importantes en España y que entrega la Universitat d’Alacant. Quique se convierte así en el segundo humorista de la provincia en alcanzar esta distinción. El primero fue en el año 2004 el recordado y llorado Daniel Aparici Traver Griñó, El Keto. Castellón como tierra de viñetistas en el buen humor y la ironía mediterránea de mar, naranjos de fruto dorado, almendros y cielos turquesa y alambicados paisajes de montaña incierta y sugerente.

Un Quique que destaca sobre manera que «la universidad valore y premie este oficio tan estrafalario --como dijo Mingote--, y es un acicate para seguir afilando el lápiz cada día y acertar». Cita algunos de los premiados en anteriores ocasiones, como «Forges, Peridis, Puig Rosado, Francisco Ibáñez, José Sanchis o El Keto», su amigo «entrañable», subraya.

Asegura que el secreto de sus chistes radica en «ver, leer, oír, reflexionar bastante, tocar los pies en el suelo y darle una vuelta de tuerca ayudado por la ironía y el sentido común». «O sea, poner la actualidad boca abajo, sacudirla y verle las entretelas, y luego, que el lector saque sus propias consecuencias» asevera el humorista.

Sonrisa con intención

En el dilema constante risa-sonrisa, Quique manifiesta su preferencia por la «sonrisa, pero de la sonrisa con intención». «Tú oyes un falso discurso en boca de un tipo que ostenta el poder o de un político oportunista y se te quitan las ganas de reír, pero cuando son condenados por estafadores o corruptos, te quedas, al menos, con la sonrisa satisfactoria», detalla, consciente de la necesidad de reírse de uno mismo, y de la misma sociedad.

Una sociedad que «sería una lástima» que perdiera su sentido del humor. «Tener sentido del humor nos hace más libres y mejores personas, y el sentido del humor es una defensa contra tanta mediocridad entre quienes intentan manipularnos», sentencia el prestigioso humorista, quien apela a la juventud «para que no se deje embaucar y no deje de reír». «Es una asignatura pendiente», concluye.