Los ayuntamientos son la única Administración que puede presumir de superávit fiscal, es decir, que en su conjunto ingresan más dinero del que gastan. Mientras el Estado, las comunidades autónomas y la Seguridad Social llevan años y años en números rojos, los municipios presentan unas cuentas saneadas. ¿Por qué? Hay varias razones. La primera tiene que ver con la Ley de Estabilidad aprobada en el 2012, que les impide gastar demasiado. La segunda está relacionada directamente con el impuesto sobre bienes inmuebles (IBI), un tributo de competencia local que pagan los propietarios de viviendas, edificios o parcelas y que estos años ha permitido a los ayuntamientos de Castellón hacer caja. Y cada vez más.

El IBI es, de hecho, el único impuesto del sistema fiscal español cuya recaudación nunca ha caído. Ni siquiera lo ha hecho en los peores momentos de la crisis económica, cuando los ingresos por IRPF o IVA se desplomaron. Pero la contribución, como popularmente se conoce a este gravamen, se ha descubierto como un tributo anticíclico y en ello tiene que ver el hecho de que grava la mera tenencia de un inmueble y no la compraventa.

El último informe anual de la Dirección General del Catastro revela que los 135 municipios de Castellón ingresaron durante el 2016 vía IBI urbano un total de 225,2 millones de euros, la cifra más alta de la historia. Son 6,9 millones de euros más que un año antes, cuando el total de los ingresos ascendió a 218,3 millones. Pero lo más llamativo es que la recaudación de ahora poco tiene que ver con la de hace diez años. Un ejemplo basta para entenderlo: en el 2006 los ayuntamientos de la provincia se embolsaron por este concepto 113,6 millones. Una década más tarde la cifra se ha duplicado.

Del alza de la recaudación se benefician prácticamente todos los municipios de la provincia. Hay alguna excepción, pero en general los ingresos han ido en aumento. La capital recaudó el año pasado 61,7 millones de euros por IBI urbano, 1,2 millones de euros más que durante el 2015 y 32 millones más que hace justo una década. Los ingresos en Vila-real alcanzaron los 18,9 millones, frente a los 18,8 registrados en el 2015 y los 11,8 del 2006. Esos dos ayuntamientos ya han solicitado al Ministerio una revisión catastral a la baja con el objetivo de reducir el recibo.

¿POR QUÉ SUBE? // El incremento de los ingresos por IBI se explica, en parte, por las subidas constantes de tipos que han aplicado los ayuntamientos en los últimos años. Los consistorios pueden aprobar un tipo entre el 0,4% y el 1,1% y en los últimos años ha habido un alza de impuestos casi generalizado, a lo que se suma también, la subida de entre un 4% y un 10% (en función del año en que se hizo la última revisión del valor catastral) que el Gobierno aprobó a finales del 2011 y se ha mantenido en el tiempo. En esa carrera ascendente también han tenido que ver los planes de regularización puestos en marcha por Hacienda para sacar a la luz construcciones irregulares. Hasta la fecha esta campaña ha afectado a 41 municipios de la provincia y se ha detectado irregularidades en 15.000 inmuebles.