Es tremenda la aventura del Club Deportivo Castellón durante este mes de julio. Además del descenso casi consumado, sobre el equipo albinegro ha planeado la amenaza de desaparición como entidad federada. Y pienso que es conveniente recordar algún pasaje o personaje que sirva de alegre evocación de aquellos momentos de gratos sucesos para los castellonenses. Y ese es el caso que nos lleva al que fuera personaje señero del club, Federico Varella Falomir.

Hay que dejar constancia de que la historia del C.D. Castellón se inició el 20 de julio de 1922, aprovechando el trampolín que brindaban los varios equipos de aficionados que en la ciudad daban vida al fútbol, el Ribalta y el Castalia, el Cervantes Fútbol Club especialmente, que fue en verdad el grupo deportivo y humano que lo formaban quienes hicieron posible el nacimiento del equipo albinegro. Unos días después de formalizarse como sociedad deportiva y federativa, el 26 concretamente, se disputó en los campos de la carretera de Valencia el primer encuentro, aunque fuera amistoso. El rival fue el Cette, un equipo francés que estaba realizando la pretemporada en nuestras tierras, entre las vacaciones y entrenamientos.

PRIMERA ACTIVIDAD // En aquel primer equipo --entonces con pantalón negro y camisa blanca--, ya estuvieron algunos nombres míticos de futbolistas, Alanga y Sos, Aliaga y Archilés, Planchadell… El primer presidente del club fue don Tadeo Mallach Mustieles y el primer entrenador Agustín Sancho, un futbolista natural de Benlloch, que había sido internacional jugando en el Barcelona y se incorporó a las ilusiones castellonenses por unos días. Con el tiempo, la orla de entrenadores del Castellón en su historia, tiene un brillo espectacular. Hay que recordar a Teodoro Mauri, Greenwell, Vidal, Camilo Liz, Lucien Muller y Alfredo Di Stéfano, Paquito, Luiche, Oltra, y varios exjugadores entre los que me complace citar a Guillén y a Paco Causanilles. Lo cierto es que tanto Jaime Nos como Chencho, Teigeiro, Arquimbau, Josety han escrito y publicado completas historias en las que me inspiro para escribir esta página. Ahora acaba de publicarse un libro titulado En el escudo de la historia, de Conrado Marín y Miguel Ángel Serer, a quienes ha asesorado muy bien el erudito con mucho sentimiento como albinegro, Ximo Alcón. Por ellos he sabido que fue el 6 de octubre de 1922 cuando el Castellón disputó el primer partido de competición en el Campeonato Regional, contra un equipo llamado Athlétic Catalá. El resultado fue de 4-1.

LA VIDA // Hijo de José Varella Comín y María Falomir Bonell nació Federico en 1905. Hubo dos hermanos mayores, José y Jaime, que fallecieron a los 16 y a los 22 años, respectivamente. Por su parte, Federico, pariente de los Varella del Garage Castellón, en esa empresa entregó muchos años de su vida desde sus oficinas de la calle Herrero. Y es en 1940 cuando el entonces presidente don Juan Bautista Traver Tomás, lo atrajo como aficionado notable al club y allí volcó su entusiasmo y su sabiduría, además de todo el tiempo posible, ya que, aunque se le citan algunos noviazgos esporádicos, el chico permaneció siempre soltero. Su entrega al equipo y a su maraña técnico administrativa fue total, absoluta. Bueno, no puedo obviar que Federico salió en alguna ocasión con Mari López del Pozo, la hermana de Chencho. Parecía que iban a formalizar un noviazgo convencional por la actitud de ambos, pero al final todo quedó en que la chica de quien se enamoró de verdad fue del futbolista canario, albinegro, Sergio Rodríguez, y con él se casó. En fin.

LA TEMPORADA DEL ASCENSO // Fue a partir de los años 40 cuando el presidente Juan Bautista Traver se rodeó de notables personalidades afines al fútbol, entre los que se encontraba Federico Varella, que ya había participado en la gestión del club en tiempo anterior a la guerra civil. Pero ya como flamante secretario técnico influyó tanto en la marcha del equipo, que no se podía concebir a éste sin él. Tras su mesa en el modesto local del club de la calle Falcó --según informa Jaime Nos--, manejaba todos los hilos y ponía al servicio del equipo su enorme sapiencia de los tinglados futbolísticos, tan singulares. En agosto de aquel año marchó Federico con el entrenador Teodoro Mauri a la caza de jugadores de aquí y de allá y fichó a los Arnau, Basilio, Safont, Medrano y Pizá que, con el buen plantel de castellonenses de la capital y de la provincia que ya tenían ficha, el Castellón no tardó en convertirse en serio aspirante al ascenso a la Primera División, que se produjo gracias al triunfo en el último partido de Segunda en Xerez. La ciudad vibró de entusiasmo y Varella recibió el primer gran homenaje, en el que participaron algunos directivos como Serrano, Peláez, Fernando Falomir, Vistós, Dávalos, Monerris, Paco Alloza, Folch, Caballer...

AÑOS INOLVIDABLES // Ya en Primera División, desde 1941 a 1947, apasionándose el Sequiol cada quince días, donde el silbato de la Panderola era un elemento vital para presagiar los goles --circulaba junto a la tribuna--, Federico se confirmó en el ámbito del fútbol español como genial secretario técnico en un mundillo en el que era tan necesaria la competencia técnica y administrativa como el arte de la negociación y el olfato para estimar el valor de los jugadores. Y ya con el entrenador Vidal y el presidente Joaquín Casanovas consiguieron que, especialmente Burcet, otros jugadores notables fueran vistiendo la camiseta, ya entonces la popular albinegra.

El 4 de noviembre de 1945 tuvo lugar la inauguración del Estadio Castalia, con aquel partido de Liga en el que el Castellón ganó por 2-1 al Atlético de Aviación, con goles de Juanito Soria y Basilio. Y un tiempo después, Federico Varella enfermó gravemente, aunque seguía participando a su manera encamado en el Sanatorio. Pero hubo que trasladarlo a Barcelona y allí falleció el 6 de enero de 1947. Y el inmediato día 26, en el estadio Castalia, el Valencia C. de F. y el C. D. Castellón disputaron un partido en homenaje a Federico Varella y a beneficio de su madre que había quedado viuda y sola. Se unieron de nuevo para ello muchos futbolistas dispersos, militantes en otros equipos. Jugaron: Pérez, Mariatges, Martínez; Santacatalina, Burcet, Santolaria, Arnau, Hernández, Ricart, Doménech y Pizá. El campo estaba lleno de flores. H