Hasta no hace muchos años, los ayuntamientos se endeudaban cada año para hacer frente a sus gastos. Hoy las cosas han cambiado radicalmente y la inmensa mayoría de los municipios de la provincia cerraron el 2018 con superávit. Para lograrlo solo hay un camino posible, subir ingresos y reducir al máximo los gastos. Y eso explica por qué los ayuntamientos son, junto con las diputaciones, las administraciones más saneadas y que más contribuyen a la senda de estabilidad financiera.

Los ayuntamientos siguen con el cinturón apretado (en los últimos meses desde la Federación de Municipios y Provincias se ha reivindicado revisar la regla de gasto), pero sus ingresos van cada año a más. Y en Castellón esta regla también se cumple. Solo durante el ejercicio precedente, los municipios de la provincia ingresaron 661,4 millones de euros, un 16,3% más que en el 2017, cuando la cifra ascendió a 568,5, según datos sobre la liquidación de los presupuestos municipales del 2018 que acaba de hacer públicos el Ministerio de Hacienda. Se trata, además, de la mayor recaudación obtenida los últimos diez años.

Casi la mitad de los ingresos que obtuvieron el año pasado los ayuntamientos de la provincia fue vía impuestos directos. Conceptos como el IBI, la plusvalía municipal o los impuestos sobre actividades económicas o los que gravan los vehículos dejaron 317,3 millones de €, 23 millones más que en el 2017.

Por impuestos indirectos, los consistorios de la provincia ingresaron otros 11,4 millones de euros, un 13% más que en el 2017. En este apartado se incluye la recaudación por IVA y el impuesto sobre construcciones. Gracias a las tasas y vados, los ayuntamientos ingresaron otros 176,6 millones.