Nueva oleada de robos en los campos de la provincia de Castellón. Y los afectados aseguran que ya han perdido la cuenta. Durante el último mes ha habido un total de 23 sustracciones en pozos de Betxí, Nules, la Vall y la Vilavella, y los responsables de las entidades de regantes aseguran a Mediterráneo que las pérdidas se sitúan en alrededor de 350.000 euros. “El daño suele ser como mínimo de entre 14.000 y 15.000 euros, aunque en algunos casos han llegado a los 30.000”, según afirmó el encargado de la Sociedad Betxí-Oeste, Juan Gil.

El mayor número de hurtos se ha producido en Nules, donde se han visto afectados, entre otros, los pozos de San Rafael, San Bartolomé, Santa Cristina, San Juan de Dios, Santa Inés, Nazareno, San Antonio, San Alberto, Trinidad y El Carmen, pero también fueron asaltados los pozos de La Esperanza y Nazareno (Betxí), Sant Vicent Ferrer (la Vilavella) y Torrassa (la Vall d’Uixó).

Aunque en los últimos meses se han producido robos similares en Vila-real o Moncofa, los denunciantes afirmaron que los registrados en marzo afectan a “un radio muy limitado, de apenas 10 kilómetros”, lo que “tendría que facilitar la actuación policial”. Y añaden que la presencia de cuerpos de seguridad en los caminos rurales brilla por su ausencia.

VIERNES // Los afectados relatan un modus operandi similar. En todos los casos los ladrones actúan los viernes por la noche, aprovechando que con la llegada del fin de semana los controles bajan. Asimismo, los últimos episodios han afectado exclusivamente a pozos, y no a contadores. “Los cacos destrozan las alarmas y los transformadores, y se llevan el cobre”, resumió Gil, para añadir que “lo que se llevan tiene un valor muy reducido comparado con el daño que causan”. Aun así, los asaltantes pueden llevarse hasta 600 kilos de metal en cada instalación, lo que en el mercado negro, según cálculos policiales, significa unos 3.600 euros.

SEGUROS // La magnitud de las pérdidas en las últimas semanas es tal que, pese a que una parte la asumen las compañías de seguro, estas ya han manifestado a los regantes la idea de que no renovarán las pólizas el próximo año porque no les sale a cuenta. Esta delicada situación se produce en un sector que, tal y como publicó este diario el pasado domingo, ha perdido un tercio de sus puestos de trabajo en solo ocho años.

La sensación en el sector ante los robos es de hastío. El presidente de la Associació de Pous de Reg, Vicente Colonques, reconoce que “es difícil acabar con los robos”, pero tienen “una gran sensación de impunidad”. Colonques pide “más castigo y coordinación”, y anuncia que están redactando una lista con todos los casos registrados en los últimos tiempos para “forzar una reunión con el subdelegado del Gobierno, David Barelles, el grupo Roca de la Guardia Civil, las policías locales y los alcaldes de las localidades más afectadas”, concreta.

PROBLEMAS PRODUCTIVOS // Los hurtos no solo perjudican a los labradores por las pérdidas que suponen, sino también por lo que representan para la producción en un momento del año en el que el calor empieza a hacer acto de presencia y la periodicidad del riego se acorta. Gil apunta que, desde que se producen hasta que se riega de nuevo, pasan como mínimo cuatro o cinco días, aunque en otros casos pueden llegar a pasar 20, con el peligro que supone para la maduración. H