Juan Manuel Queral es el encargado de poner a punto el reloj de la Puerta del Sol, el punto en el que suelen reunirse los castellonenses para dar la bienvenida al año nuevo al son de las campanadas. Una tradición heredada de su padre. Entre ambos llevan prácticamente medio siglo mimándolo, a través de su firma Streinque (Servicio técnico relojería industrial Queral).

Como si de un ritual se tratara, desde hace un par de semanas vienen controlando el equipo para verificar su funcionamiento. Cambian y ponen los villancicos para que en estas fechas suenen prácticamente a todas las horas, salvo por la noche. Dos o tres días antes de Nochevieja, a las 00.00 horas, están allí para comprobar que suena y así cerciorarse de que el 31 está todo correcto. Así lo hacen la noche del 30. «Nos juntamos en la Puerta del Sol a las 12 de la noche. Vamos allí por tradición, vienen mis padres, hermanas, nos tomamos las preuvas y vemos que suene todo bien», explica. Hacen una nueva comprobación el 31 al mediodía.

Para asegurarse que todo saldrá a pedir de boca van «a diferentes horas». «Hemos ido hace una hora para elevar el volumen», agrega. El mecanismo incluye cuatro megáfonos para amplificar el sonido, aunque a veces la aglomeración y el griterío compliquen oírlo con nitidez. Ahora el reloj va con una centralita electrónica horaria, por lo que está automatizado y con un amplificador del sonido. «Desde hace 20 años va todo electrónico, igual que el Fadrí», cuyo mantenimiento asumen, como el de Elcano del Grau.