A las 8 de la mañana, ayer, en la estación de Renfe de Castelló, los viajeros prácticamente podían contarse con los dedos de una mano. Silencio total. En la parada de autobuses de la plaza Borrull, también en la capital, más de lo mismo. Y en la del TRAM de la avenida del Mar. Muy pocos pasajeros para recibir el arsenal de mascarillas higiénicas que poco después de las 6 de la madrugada, y por orden del Gobierno (la Administración que las costea), empezaron a repartir agentes de la Policía Nacional, Guardia Civil, policías locales y varios voluntarios de Protección Civil por los municipios de más de 10.000 habitantes de la provincia.

Aunque en un principio la orden del Ejecutivo era la de repartir las mascarillas exclusivamente entre los trabajadores que utilizaban el transporte público para desplazarse a sus lugares de empleo, la distribución del material de protección en Castellón resultó un absurdo. En la capital, donde entre ayer y hoy se repartirán 25.000, muchas de las mascarillas acabaron en manos de los viandantes e incluso las ofrecieron a ciudadanos que iban caminando por la calle y que ya lo hacían suficientemente protegidos. «Esto no tiene ningún sentido. Castelló no es Madrid y en las paradas de autobús no hay nadie. Los pocos que trabajamos vamos andando o en coche», apuntaba Sara, una joven que ayer por la mañana caminaba por la calle Gobernador dirección a su trabajo y a la que ofrecieron una mascarilla pese a llevar una en la cara. «Esto es propaganda. Si pretendían que las mascarillas llegaran a los trabajadores, que las hubieran repartido en los polígonos industriales, en las obras o en las fábricas», sentencia a este diario.

El reparto de mascarillas higiénicas continuará durante el día de hoy en los mismos 35 puntos que ayer (Subdelegación no ha querido especificar cuáles son) y en total distribuirán 130.000 unidades en la provincia.