La sociedad castellonense ha vuelto a hacer visible su solidaridad. Una treintena de personas protagonizaron, junto a la protectora Manada Feliz, una frenética búsqueda que, afortunadamente, acabó con un final más que feliz.

Y es que fueron más de 13 horas de desesperación en las que amigos de la asociación animalista se volcaron para lograr encontrar sana y salva a la pequeña Mariné, una galga que llegó a Castellón hace apenas dos meses después de que fuera rescatada en Toledo.

La dulce Mariné, que vivía hasta hace dos días en una casa de acogida en Borriol, se mudó el pasado jueves a un nuevo hogar, ubicado en el residencial Boera. Fue al día siguiente cuando la galga, mientras se encontraba de paseo, se soltó de la correa y echó a correr hacia el parque James Boera, adentrándose, más tarde, en la Ciudad del Transporte y perdiéndose entre las naves.

En cuanto la protectora dio la voz de alarma, no dudaron en sumarse vecinos y voluntarios en una búsqueda que comenzó a las 15.00 de la tarde y culminó sobre las 10.00 horas del sábado. Un rescate ininterrumpido (al que también se unió un dron) en el que los participantes no descansaron hasta encontrarla, finalmente, en un descampado junto a la antigua N-340. Agazapada y asustada, Mariné fue llevada en brazos hasta un lugar seguro. Ahora, la pequeña vuelve a disfrutar de su libertad junto a su ansiada manada feliz.