Hasta hace muy pocos años lo normal en Castellón era preguntarse: «Sin chorizo o jamón ¿qué le pongo yo al bocadillo?». Seguro que si entonces alguien nos hubiera sugerido un bocata de tofu, champiñones, tomate y cebolla roja pochada enseguida nos hubiéramos puesto las manos a la cabeza y, como mínimo, lo hubiéramos tachado de rarito o aburrido. Hoy las cosas han cambiado y quienes no comen carne son cada vez más numerosos. También lo son en Castellón, donde en cuestión de muy poco tiempo han aparecido tiendas de comida, restaurantes, heladerías y hasta peluquerías que son o bien veganos o compatibles con esta filosofía de vida. Es decir, ofrecen productos que se han elaborado sin ningún tipo de producto derivado de los animales ni en los que estos hayan tenido intervención alguna.

Que los vegetarianos ya no son tan raros lo demuestran los datos del estudio The Green Revolution, elaborado por la consultora Lantern. En España el 6,3% de los adultos se declara flexitaranos (solo consumen carne y pescado muy de vez en cuando y en dosis muy pequeñas), un 1,3% sigue una dieta vegetariana y un 0,2% ha optado por el veganismo. O lo que es lo mismo: hay 3,6 millones de personas (un 7,8% del total) que basan su dieta en productos de origen vegetal. Extrapolando ese porcentaje a los casi 380.000 mayores de 20 años de Castellón, habría más de 25.000 vegetarianos en la provincia que han renunciado a los filetes de ternera, a un plato de paella con conejo o a una tarta de chocolate con leche. Los supermercados se han dado cuenta, y hoy, por ejemplo, es posible encontrar productos veganos en las estanterías de Mercadona. Las escuelas también se han adaptado y, a petición de los padres, confeccionan menús para vegetarianos.

Kevin Lucius confirma la revolución vegetariana que se vive en la provincia. Vegetarianos desde los 17 años (ahora tiene 42) y vegano desde hace dos, es uno de los portavoces de la Asociación Vegetariana y Vegana de Castellón. «Mientras los vegetarianos puros rechazan comer carne y el pescado, incluidos sus derivados, los veganos van más allá y rechazan en cualquier faceta de la vida cualquier producto derivado de ellos», resume el portavoz de un colectivo que a lo largo del año organiza mesas informativas o cursos de cocina. «Lo que intentamos es abrirle los ojos a la gente sobre el sufrimiento que padecen muchos años», insiste.

SER VEGANO ESTÁ DE MODA

Ser vegano está de moda (Google registra 0,34 búsquedas por segundo en castellano sobre veganismo y 0,52 sobre vegetarianismo) aunque Lucius reconoce que el serlo 100% en muy difícil. «El vegano perfecto no existe porque, por mucho cuidado que tengas, es fácil que acaben consumiendo un producto que lleve un ingrediente, casi escondido, que proceda de algún animal».

Pese a lo difícil que, a menudo resulta, el movimiento veggie es imparable y en Castellón también ha servido de trampolín para nuevos negocios, desde tiendas a cafeterías o peluquerías. Porque cada vez son más los restaurantes que incluyen en su carta menús vegetarianos y herbolarios que tienen una sección específica de comida vegana.

Vegan Lovers abrió en Vila-real en plena crisis económica pero ahora cada vez cuenta con más clientes. La tienda, ubicada en la avenida Francisco Tárrega, es un proyecto personal de Diana Jiménez y de su marido. Ella es vegetariana. Él vegano. «Enseguida nos dimos cuenta de los difícil que era conseguir alimentos veganos en Castellón así que decidimos abrir este establecimiento», describe Jimenéz. Sus especialidades, patés vegetales; chorizos, fiambre, sobrasada y quesos veganos; cereales y leches vegetales; legumbres ecológicas y panes ecológicos. «Nuestro perfil de cliente es muy amplio, pero en general se trata de personas que cuidan al máximo su alimentación», apunta la responsable. «Hay productos riquísimos y con sabores muy sorprendentes»·, añade.

En Vila-real hay una tienda cien por cien vegana y en Onda está El Delantal Verde, uno de los restaurantes de cocina vegetariana que existen en la provincia. «Antes tenía una pizzería, pero hace un año decidí enfocar el negocio hacia la comida vegetariana y el resultado ha sido muy satisfactorio», cuenta Encarna García, su propietaria. Pese a lo que podría pensarse, muchos de los comensales de El Delantal Verde no son vegetarianos. «Son personas que acuden a nuestro local porque quieren comer diferente y hacerlo de manera saludable y todos se van gratamente sorprendidos», asegura la empresaria. ¿Su especialidad? Las croquetas de boletus y las brochetas, también los postres caseros vegetarianos, en especial, la tarta de zanahoria.

El Delantal Verde lleva apenas un año sirviendo comida vegetariana, y l’Amanida, en Castellón, ha cumplido ya los 15. «La evolución en estos años ha sido espectacular y cada vez hay más gente vegetariana y vegana, sobre todo, jóvenes que lo son por convicción, porque están en contra del maltrato animal», dice Alba Arnal, su propietaria.

Por convicción, porque ama a los animales, Nuria Perez está al frente de la única peluquería vegana de Castellón. Se trata de Edenia Estilistas, en la calle Río Navia de la capital. «Mis productos no tienen ningún impacto sobre los animales y el mínimo posible en el medio ambiente», describe Pérez, que es también vegetarianas. «Para mí el respeto a los animales es una filosofía de vida », acaba.