La ministra de Transición Ecológica y vicepresidenta cuarta del Gobierno, Teresa Ribera, hizo ayer referencia a la controversia sobre las plantas de cogeneración, que emplean la empresas cerámicas en sus factorías, dentro de su comparecencia en la comisión del Congreso de los Diputados para hablar de sus planes para esta nueva legislatura.

Ribera justifica el recorte propuesto desde su cartera a las instalaciones por la necesidad de «hacer un ajuste que garantice una rentabilidad predecible y prefijada por encima del 7%, y no de casi 600 millones por encima» en el conjunto estatal de ese porcentaje, que era «lo que se cobraba de las liquidaciones provisionales de los últimos años». A pesar de decir comprender «la preocupación de los titulares de plantas», la ministra mencionó que las cogeneraciones «ya están amortizadas» y abogó por «evitar estar anclados en soluciones que puedan quedarse antiguas y complicadas de gestionar en el tiempo por venir». Como alternativa, propone «soluciones fundamentalmente renovables». Fuentes de la patronal Ascer indicaron recientemente que la merma de ingresos para las azulejeras se sitúa sobre los 19 millones de euros, con el consiguiente efecto en la competitividad de este sector.