Su origen se remonta al Paleolítico Superior, hace más de 17.000 años y hoy es el río subterráneo navegable más largo de Europa. Las grutas de Sant Josep son visitadas cada año por miles de turistas y la visita se divide en dos partes: la primera se realiza en barca y, la segunda, a pie por una galería seca. Hay un tercer tramo, inaccesible todavía, que cuenta con unos 2.000 metros.