Vivió hace 900 años pero Rodrigo Díaz de Vivar, el guerrero castellano del siglo XI, es todavía un personaje controvertido. Nació en Vivar (Burgosse casó con Jimena, fue desterrado y murió defendiendo Valencia. Y ese destierro al que le condenó el rey Alfonso VI le empujó a un largo viaje de más de 2.000 kilómetros por España en los que intentó recuperar la honra perdida. Un recorrido, recogido en el Cantar del Mío Cid, y que es posible descubrir a través del camino del Cid, una ruta que atraviesa ocho provincias del país, entre ellas Castellón.

A partir de un eje central de unos 900 kilómetros (los que separan la localidad burgalesa de Vivar de Valencia) surgen 10 anillos y varios ramales en los que se incluyen todos los lugares ligados al Cantar y algún otro no citado en el poema, pero vinculado directamente a la leyenda del Campeador. Y cuatro de esas rutas están en la provincia: la conquista de Valencia, el Anillo de Morella, el Anillo del Maestrazgo y el Ramal de Castellón. Itinerarios que pasan por municipios como Olocau del Rey, Vilafranca, Culla, Onda, Montanejos o Jérica. En total, más de 500 kilómetros para seguir la huella del Cid y en los que pueden visitarse castillos, fortalezas y santuarios.

Gestionado por el Consorcio Camino del Cid, una entidad pública sin ánimo de lucro integrada por las diputaciones provinciales de Burgos, Soria, Guadalajara, Zaragoza, Teruel, Castellón, Valencia y Alicante, este año la presidencia la ostenta la Diputación de Castellón que ya anunciado su intención de reforzar su promoción internacional y apostar por el cicloturismo, una de las modalidades en las que puede hacerse la ruta.

Cada viajero puede diseñarse la excursión que mejor le convenga, con la seguridad de encontrarse siempre con un paisaje en el que sigue latiendo el espíritu épico de Rodrigo Díaz de Vivar. «El Camino del Cid puede recorrerse en cuatro modalidades: A pie, mayoritariamente por senderos y caminos rurales; en bici, por senderos y caminos rurales; en bici por carreter o en vehículos a motor», explican desde el Consorcio. Un itinerario dividido en rutas tematizadas, señalizadas y unidas entre sí, y cuya longitud oscila entre los 50 y los 300 kilómetros.

El pasaporte del camino

Todo viajero obtiene un salvoconducto, una credencial que ya en la Edad Media debía ser sellada para transitar sin problemas por los peligrosos caminos del interior del país. Hoy en día se ha convertido en un documento simbólico que acredita que se ha pasado alguna de las por alguna de las 194 localidades que conforman el Camino del Cid. «Los sellos son muy demandados y, además, el documento ofrece descuentos aproximados del 10% sobre el servicio principal del alojamiento en más de 200 alojamientos del Camino del Cid», explican desde el Consorcio

El salvoconducto puede conseguirse gratuitamente en la sede del Consorcio Camino del Cid así como en otros 93 puntos de la ruta, en su mayoría oficinas de turismo. En Castellón se emite en 20 oficinas de turismo y puede sellarse en 35 localidades que, a su vez, ofrecen 78 puntos de sellado, 32 de ellos alojamientos.

Anillo de Morella

Se sabe que el Cid estuvo en la zona de Morella en varias ocasiones en defensa de los intereses de la taifa de Zaragoza y con posterioridad del suyo propio. El epicentro legendario de este anillo está en Olocau del Rey, donde el Campeador en 1083 reforzó el castillo para inslatar allí su nido de águila y pasar allí el invierno. Ese mismo año atacó el castillo de Morella, aunque no logró conquistarlo. Posteriormente volvería en varias ocasiones a esta zona: en 1090 subió desde Castellón para abastecerse de víveres, y en junio de ese mismo año se enfrentó a la coalición formada por el príncipe de Lérida y el conde de Barcelona, a los que derrotó en uno de los episodios más importantes de la vida del Cid.

Anillo del Maestrazgo

El Cid histórico está muy vinculado al Maestrazgo. Estuvo en la zona de Morella en varias ocasiones y, aunque no se sabe con seguridad cuáles fueron sus itinerarios ni en qué localidades estuvo, presumiblemente pudo estar en Culla, que era una importante punta de lanza del incipiente reino de Aragón. Se sospecha también que El Campeador pudo estar en Montanejos y Puebla de Arenoso, siguiendo el curso del río Mijares, a cuyos castillos sometió al pago de tributos. En todo caso, el epicentro literario de este anillo está en Onda, cuyo castillo conquistó el Cid, según el Cantar, después de ganar al conde de Barcelona y al rey de Lérida en una gran batalla, en Tévar, a unos 130 kilómetros al norte.

Ramal de Castellón

La costa de Castellón era esencial para preservar la integridad de Valencia, por lo que El Campeador conquistó algunas de estas poblaciones como Almenara, donde existe un yacimiento arqueológico llamado Punt del Cid, un recinto amurallado que se piensa fue construido por el Cid durante el asedio a la fortaleza. Algo parecido puede decirse de Burriana, donde el Cid histórico estuvo en varias ocasiones al servicio de al Qadir, señor de Valencia. En 1094 se encontró en esta población con Pedro I de Aragón, con quien cerró una tratado de ayuda mutua. Además, en 1097 Pedro I y el Cid contuvieron la sublevación de la población musulmana de algunas fortalezas, entre ellas el Castell Vell.

La conquista de Valencia

Este itinerario comienza en Cella (Teruel), el lugar que el Cid elige, siempre según el Cantar, para reunir a quienes quieran ayudarle a conquistar Valencia. Sigue sus huellas por las localidades de la actual Comunidad Valenciana tributarias del Cid histórico o conquistadas por el Campeador. La ruta se desliza hacia Valencia siguiendo el curso del río Palancia: es en su valle donde nos encontramos con Jérica (conquistada según el Cantar por el Cid y que históricamente tributaba al Campeador) o Segorbe . La ruta desemboca inevitablemente en el Mediterráneo, primero en Sagunto y después en El Puig. Acaba en Valencia, ciudad conquistada por el Cid en junio de 1094 después de un durísimo asedio.