Un clima perfecto, unos paisajes espectaculares en los que es posible pasar de un puerto de montaña a la orilla del mar en 25 kilómetros y una afición entregada. Todo esto, en términos contables, formaría parte del debe de la provincia de Castellón en materia de ciclismo. En el haber, es decir, la parte negativa, están los accidentes, que se mantienen constantes desde hace años en una cifra cercana a los dos por semana.

No es que esta lacra sea una particularidad castellonense. Sin ir más lejos, el atropello masivo de Oliva --con tres fallecidos-- ha vuelto a situar la cuestión del endurecimiento de las penas en el centro del debate, e incluso la Dirección General de Tráfico ha dicho verla con buenos ojos. Pero Castellón cuenta con sus propios puntos negros y problemáticas, que son analizadas por varios expertos del sector en este informe.

Los datos: ya van tres fallecidos de enero a mayo

En lo que va de año, en la provincia ya han perdido la vida tres personas que circulaban en bicicleta, según los datos a los que ha tenido acceso Mediterráneo. El último fue el más dramático, pues un niño de solo trece años falleció el 15 de abril en Burriana tras ser arrollado cuando cruzaba un paso de cebra. A este hay que sumar los atropellos mortales de un vinarocense de 75 años por parte de un conductor que dio positivo por drogas (9 de marzo) y de un ciudadano de 50 años en el Grao de Castellón. Esto supone ya un aumento respecto a años anteriores, pues en todo el 2016 hubo dos muertos, la misma cifra que el 2014. El año 2015 no hubo que lamentar pérdidas de vidas.

Los accidentes, por su parte, están a la orden del día. Sumando los que se producen en vías urbanas e interurbanas, el 2016 fue uno de los peores años que se recuerdan. Hasta 106 incidentes registró la Jefatura Provincial de Tráfico, esto es, más de dos por semana. En lo que va de año ya ha habido 31, lo que en progresión sitúa la cifra más allá de los 90.

¿Por qué tantos accidentes? ¿Podrían evitarse?

El diagnóstico sobre el elevado número de accidentes es distinto dependiendo de la fuente. José Cabedo, que regenta una tienda de bicicletas en Onda que cuenta con su propio equipo, tiene claro que el principal problema es de concienciación. «Las carreteras pueden estar mejor o peor, pero la mayoría de tragedias se producen por despistes, porque los conductores no nos consideran un vehículo más», apunta. Así, considera positivas campañas como #PásateDeLaRaya, lanzada por la DGT para informar a los conductores de que en vías interurbanas se puede invadir el carril contrario incluso con línea continua.

Entre los aficionados hay muchos que hacen autocrítica. Cabedo insiste en la necesidad de aprovechar la infraestructura existente, no solo de carriles bici sino también de vías de servicio.

Diego Miró es otra voz autorizada. Este aficionado de Vila-real lleva más de 40 años recorriendo la provincia. Y da algunas pistas acerca de la conducta correcta por parte de los ciclistas, en especial si se circula en grupo. «Hay que ir por el arcén y, si no lo hay, en fila india. Es clave extremar las precauciones en las rotondas, puesto que allí se producen muchos choques. Y, sobre todo, hay que evitar despistarse en las charlas con los compañeros, para lo cual es importante ‘educar’ a los más jóvenes en temas de circulación», apunta.

Cuatro puntos negros en la provincia de Castellón

Todo el que monta en bicicleta de forma regular tiene algún tramo que se le atraganta. En una provincia tan amante del ciclismo como industrial y turística, hay dos vías especialmente peligrosas por el tráfico. Una de ellas es la que une Vila-real con Onda, en la que Cabedo recomienda usar, en la medida de lo posible, las vías de servicio y el carril bici de la CV-10.

Miró indica que una carretera a evitar en la medida de lo posible, sobre todo si se circula de norte a sur, son las llamadas cuestas de Orpesa (N-340). «No hay arcén y son muy peligrosas, es mejor ir por la costa». Entre los puntos negros también está el último tramo entre Borriol y la Pobla Tornesa por el mal estado y dificultad del carril bici (la alternativa es la autovía) y el puerto de Almedíjar, que pese a ser uno de los más bonitos para este aficionado presenta un firme en un estado muy malo.

El ciclismo urbano, otra asignatura pendiente

En zonas urbanas se producen algo menos de la mitad de los accidentes. Desde Castelló en Bici piden respetar la distancia de seguridad de 1,5 metros y medidas de pacificación del tráfico como reducir la velocidad a 30 km/h en toda la ciudad. Asimismo, exigen una conexión Castellón-Vila-real en carril bici.