Para obtener los votos de los nacionalistas catalanes, claves para que salga adelante la moción de censura contra Mariano Rajoy, el líder del PSOE, Pedro Sánchez, prometió trabajar para «restablecer puentes» entre Cataluña y el resto de España, y dentro de la propia Cataluña.

El cambio en el «tono» de Sánchez terminó de convencer al PDECat de dar «la última oportunidad» a los socialistas. El líder socialista ha pasado de llamar «racista» al presidente de la Generalitat, Quim Torra, a proponerle una reunión para afrontar las «fracturas» que se han producido tanto dentro de la sociedad catalana como entre los gobiernos de Cataluña y España.

En realidad, el candidato a presidente del Gobierno no hizo grandes promesas concretas. El PDECat se conformaba con algunos gestos, porque priorizaban la caída de Rajoy, y los hubo. Sánchez afirmó que el problema con Cataluña es «político», y que se inició cuando el PP recurrió el Estatut y el Constitucional lo recortó. Y que dentro de España conviven territorios que «se consideran nación». Y, sobre todo, que debe abrirse una nueva etapa. «Hablemos, dialoguemos, intentemos encontrar un acuerdo entre todos», dijo para diferenciarse del inmovilismo del PP.

Al PDECat de Marta Pascal, presente ayer en el hemiciclo, le bastó con eso. Pese a que importantes personalidades del entorno posconvergente, incluido el expresident Carles Puigdemont, plantearon una abstención -lo que habría propiciado el fracaso de la moción de censura-, la nueva dirección del partido tiene mucho interés en volver a tener cartas que jugar en la política española y en alejarse del unilateralismo.

En cualquier caso, una de las piezas clave para construir el artefacto para poner fin del marianismo es ERC. Joan Tardà, portavoz de los republicanos en el Congreso, quiso aclarar que su prioridad no era encumbrar a Pedro Sánchez, sino desalojar a Mariano Rajoy de la Moncloa. «Nuestro voto no es de apoyo al PSOE, sino de rechazo a la corrupción del PP. No es un sí a Sánchez, es un no a Rajoy», señaló. Un argumento que le fue como anillo al dedo al candidato socialista para marcar distancias y poder lucir ante sus detractores que no habían pasteleado nada con los separatistas, como no se cansan de afearle el PP y Ciudadanos. Tardà sí que concedió que prefieren un Gobierno español del PSOE y sustentado por Podemos que uno del PP apoyado por Cs. Tarà señaló que el caso Gürtel es un ejemplo más de un «régimen carcomido» por la corrupción.