Cerco a la comida basura en ambulatorios, hospitales públicos, colegios e institutos. La Conselleria de Sanidad impulsa un plan (cuyo proyecto de decreto salió ayer a información pública) para fomentar la alimentación saludable en espacios públicos. Entre las medidas propuestas incluye que en centros educativos, sanitarios y de servicios sociales solo se autorizará la ubicación, instalación y funcionamiento de expendedoras de alimentos y bebidas que contengan únicamente productos tales como agua envasada, leche desnatada o semidesnatada, yogures bajos en grasa y sin azúcar añadido, panes integrales, fruta fresca, fruta seca no frita y baja en sal, refrescos sin azúcar añadido, zumos de fruta, platos a base de vegetales frescos y sopas vegetales frías.

La Conselleria, además, permitirá la incorporación de otros productos, siempre que cumplan unos requisitos nutricionales, como un tope de calorías, grasas saturadas, sal o azúcar. En concreto, las porciones envasadas no podrán tener más de 200 calorías; el 35% como máximo de las mismas ha de proceder de grasas con un tope de 7,8 gramos por porción; no han de tener ácidos grasos trans, salvo los presentes de forma natural en carnes y lácteos; un 10% de máximo de las kilocalorías han de proceder de grasas saturadas (un tope de 2,2 gramos de grasa saturada por porción); el 30% como máximo de las kilocalorías de azúcares totales, el máximo de sal será de 0,5 gramos (0,2 gramos de sodio). Además, se habrán de incluir productos para intolerantes al gluten. Sanidad da seis meses para adaptar los contenidos de las máquinas a partir de la entrada en vigor del plan. Según los últimos datos de Sanidad, un 30,4% de niños y niñas de 0 a 16 años presenta un exceso de peso.